Capítulo XII
Del estrecho que algunos afirman haber en la Florida
Como Magallanes halló aquel estrecho, que esta al sur, así han otros pretendido descubrir otro estrecho, que dicen haber al norte, el cual fabrican en la tierra de la Florida, la cual corre tanto, que no se sabe su término. El adelantado Pedro Meléndez, hombre tan plático y excelente en la mar, afirmaba ser cosa cierta el haber estrecho, y que el rey le había mandado descubrirle, de lo cual mostraba grandísima gana. Traía razones para probar su opinión, porque decía que se habían visto en la mar del norte pedazos de navíos que usan los chinos, lo cual no fuera posible si no hubiera paso de la una mar a la otra.
Ítem, refería que en cierta bahía grande que hay en la Florida, y entra trescientas leguas la tierra adentro, se veían ballenas a ciertos tiempos, que venían del otro mar; otros indicios también, refería, concluyendo, finalmente que, a la sabiduría del Hacedor y buen orden de naturaleza pertenecía, que, como había comunicación, y pasó entre los dos mares al polo antártico, así también la hubiese al polo ártico, que es más principal. Este estrecho, dicen algunos, que tuvo de él noticia aquel gran cosario Drac, y que así lo significó él cuando pasó la costa de Nueva España por la mar del sur, y aún se piensan que hayan entrado por él los cosarios ingleses, que este año pasado de mil quinientos ochenta y siete robaron un navío que venía de las Filipinas con gran cantidad de oro y otras riquezas, la cual presa hicieron junto a las Californias, que siempre reconocen las naos que vuelven a la Nueva España de las Filipinas y de la China.
Según es la osadía de los hombres y el ansia de hallar nuevos modos de acrecentarse, yo aseguro que antes de muchos años se sepa también este secreto, que es cierto cosa digna de admiración, que, como las hormiguillas tras el rastro, y noticia de las cosas nuevas, no paran hasta dar con lo dulce de la codicia y gloria humana. Y la alta y eterna sabiduría del Creador usa de esta natural curiosidad de los hombres para comunicar la luz de su Santo Evangelio a gentes que todavía viven en las tinieblas oscuras de sus errores. Mas, en fin, hasta ahora el estrecho del polo ártico, si le hay, no está descubierto; y así, será justo decir las propiedades y noticias que del antártico ya descubierto y sabido nos refieren los mismos que por sus ojos las vieron.