Capítulo

25

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Cuando Minerva despertó se desorientó, todo estaba en el más completo silencio y al ver su reloj miró que eran casi las diez de la mañana. Se levantó de un solo golpe de la cama y se metió a la ducha, rápidamente salió y vistiéndose con un conjunto deportivo y tenis nuevamente salió a la sala, no miró a nadie, no había movimiento. Obviamente Rick estaba en su trabajo pero ¿Y Anne? Le extrañaba no verla frente a la televisión o arreglando la cocina, Minerva pensó que estaba en su habitación así que se dirigió a la cocina, se le había antojado un tazón de cereal con leche y fresas así que al momento de acercarse al refrigerador miró una nota dirigida a ella;

“Estimada Minerva:

Me fui con Rick, tengo una reunión con su abogado y con respecto a mi despido, no sé si estaré de regreso para la hora de la comida pero por favor siéntase en su casa y en la plena confianza de hacer lo que quiera.

Cualquier cosa, Rick la llamará.

Nos veremos después.

Anne.”

Minerva sonrió y suspiró, se sentía agradecida con la chica y aunque no quería reconocerlo, también con Rick. Guardó la nota en el bolso de su sudadera y procedió a preparar su desayuno, puso el tazón en la mesa del comedor y se apresuró a la habitación para traer su portátil y su libreta de apuntes, se conectó a la vez que comía.

Respondió correos de Sarah, les escribió a sus hermanas y miró un correo de Rick, sin quererlo curvó sus labios.

 

De: Rick S. Brighton                                                                                                                                                             Para: Minerva Warren

Asunto: Hola                                                                                                                   Fecha: Junio 14  2013 09:15 a.m.

 

Buenos días señorita Warren espero que haya dormido bien, supongo que leyó la nota de Anne así que puede disponer del apartamento como usted quiera. Espero el trabajo que va a enviarme para revisarlo.

Saludos.

 

Rick S. Brighton.

Asesor editorial.

“Grupo Baluarte Editorial”

Ediciones en Español.

Chicago, Illinois.

 

Minerva siguió sonriendo, buscó el archivo que había revisado el día anterior y le contestó.

 

De: Minerva Warren                                                                                                                                             Para: Rick S. Brighton  

Asunto: Re. Hola                                                                                                                   Fecha: Junio 14 2013 10:55 a.m.

 

Hola señor Brighton es un placer saludarlo. Dormí bien, gracias por preguntar. Gracias también por la amable hospitalidad de ambos.

Le adjunto los primeros cuatro capítulo que revisé ayer, allí están especificados los cambios, estaré conectada ya que estoy trabajando en lo demás. Gracias por su tiempo.

Saludos.

 

Atte.

Minerva Warren

Supervisora en jefe, Dto. de Redacción “Revista Vintage”

Ontario, California.

 

Envió el msj y después de terminarse su cereal se levantó de la mesa para llevar el plato a la cocina y lavarlo, sólo bastaron unos minutos y al momento llegó la respuesta;

 

De: Rick S. Brighton                                                                                                                                                             Para: Minerva Warren

Asunto: Re. Hola                                                                                                                   Fecha: Junio 14  2013 11:00 a.m.

 

Hola bella durmiente, no tiene nada que agradecer, es un placer para Anne y especialmente para mí. Ya descargué su archivo y voy a proceder a revisarlo, seguiremos en contacto.

P.D. ¿Qué piensa almorzar?

 

Rick S. Brighton.

Asesor editorial.

“Grupo Baluarte Editorial”

Ediciones en Español.

Chicago, Illinois.

 

Minerva seguía sonriendo como tonta, se sentía una persona distinta y no entendía la razón, hizo una pausa antes de comenzar con su revisión y contestó.

 

De: Minerva Warren                                                                                                                                             Para: Rick S. Brighton  

Asunto: Re. Hola                                                                                                                   Fecha: Junio 14 2013 11:05 a.m.

 

De nuevo gracias señor Brighton, espero que le agrade los cambios que hice, como le dije aquí estaré, estoy revisando lo siguiente, dedicaré el día a ello para avanzar y como acabo de desayunarme un tazón de cereal con muchas fresas y un banano es lógico que no tenga hambre para pensar en el almuerzo, ya luego veré, gracias por preocuparse.

 

Atte.

Minerva Warren

Supervisora en jefe, Dto. de Redacción “Revista Vintage”

Ontario, California.

 

A los minutos la respuesta de Rick.

 

De: Rick S. Brighton                                                                                                                                                             Para: Minerva Warren

Asunto: Re. Hola                                                                                                                   Fecha: Junio 14  2013 11:10 a.m.

 

Me alegra saberla con apetito, puede comerse la cocina si quiere, yo apenas desayuné con un yogurt, le preguntaba lo del almuerzo para mandarle a traer algo especial y que no cocine, solamente deseo que se sienta cómoda.

P.D. Ya comencé a leer, cualquier cosa le envío los archivos de vuelta con las especificaciones marcadas.

 

Rick S. Brighton.

Asesor editorial.

“Grupo Baluarte Editorial”

Ediciones en Español.

Chicago, Illinois.

 

A pesar de todo Minerva se sentía muy bien, Rick lograba ese efecto y sentía que la quería consentir, hacía mucho que no sentía que le importara a alguien de esa manera y recordó las palabras de Aurora cuando le dijo que él no sólo quería ser amigo y supo, que el interés de Rick iba más allá, era evidente, recordó todo de él, cuando se conocieron en el Holiday, cuando la fue a buscar a su trabajo, su charla en su casa, la “supuesta cena” en el Olive y lo sucedido en el parqueo, al detenerse allí Minerva apretó las piernas en un reflejo, sintió lo apasionado que podía ser, ese acercamiento la había estremecido, luego al recordar su paseo camino a Los Ángeles y el momento en que la abrazó cuando se asustó por el incidente de la llanta supo que también podía ser tierno, recordar su experiencia en el hotel y después en el vuelo y más, al llegar a Atlanta cuando la defendió agresivamente y la presentó como su esposa, estaba haciendo que lo mirara de manera diferente. Sin darse cuenta Minerva sonrió y suspiró y sólo pudo ver su cara de tonta cuando se vio en el espejo del mismo comedor lo que la hizo recapacitar y poner los pies en la tierra. Recordar la gentileza que él tuvo de cederle su habitación y no permitir que se fuera a un hotel también la hizo pensar, Rick era desconcertante pero a través de su música hablaba claramente, la experiencia con George Michael había sido demasiado y al recordarlo, Minerva volvió a apretar las piernas. Rick había sido extremadamente insinuante y no entendía como había hecho casi un striptease delante de una desconocida, se había movido sin pudor de una manera ardientemente sensual al ritmo de la música y por un momento, Minerva perdió su mente al recodarlo. Lo vio claramente moviendo las caderas de manera insinuante, mirándola fijamente con una mirada felina, ese azul la traspasaba por completo, el índice que le insinuaba acercarse y que la provocaba y ella perpleja sin poder pensar en el momento se sintió paralizada. Cuando Rick la sujetó y la obligó a moverse se sintió un títere, no tenía voluntad para negarse, lo que ella había sido y su carácter en segundos se había ido al caño, Rick la había dominado sin proponérselo. Sin saber cómo, se había movido junto con él a su ritmo y el sentir la estocada de su miembro en su trasero había hecho que su cuerpo reaccionara como respuesta a él, sentir la ardiente respiración de él susurrándole al oído y sentir sus manos sobre su cuerpo había hecho que ella misma se desconociera, simplemente había obedecido a su instinto de mujer y a su necesidad de anhelar más, sabía que su cuerpo lo necesitaba. Pensar en la posesión de Rick sobre su cuerpo la había excitado de nuevo y su piel comenzaba a encenderse, podía sentir claramente su mano sobre su pecho, apretando y masajeándolo, sin querer Minerva cerró los ojos y se reclinó en la silla, mordió su labio, podía sentirlo, sentir esa mano apretando su sexo la había hecho dar un brinco, sin quererlo gimió y se saboreó, sentir luego la posesión de sus manos en su cuello y trasero a la vez que la devoraba con el beso la hizo jadear sin querer, no quería reconocerlo pero le había gustado el sabor de Rick, la suavidad de sus labios y la penetración de su lengua la llevaron a las nubes por un momento. Abrió los ojos y volvió a la realidad, no entendía por qué Rick había hecho eso pero de lo que si estaba segura, era de haber despertado de nuevo como mujer y agradecía volver a sentirse viva. Recordó que no le había contestado y procedió a sentarse derecha y a escribir.

 

De: Minerva Warren                                                                                                                                             Para: Rick S. Brighton  

Asunto: Re. Hola                                                                                                                   Fecha: Junio 14 2013 11:25 a.m.

 

Gracias señor Brighton pero no será necesario que me coma la cocina, afortunadamente sé limitarme y decir basta, agradezco la gentileza de querer que almuerce bien, por ahora no se me antoja nada, ya luego le diré.

Estaré a la espera de las especificaciones que dice.

 

Atte.

Minerva Warren

Supervisora en jefe, Dto. de Redacción “Revista Vintage”

Ontario, California.

 

Al sentarse derecha Minerva sintió el efecto de sus pensamientos, se retorció en su silla, estaba mojada, abrió la boca y arrugó la cara. Se puso de pie y se dirigió al baño.

—No quiero que me toque, no quiero que me toque —. Se repetía en voz baja muy molesta a la vez que se encerraba en el baño.

¡Por Dios que estoy diciendo! Si quiero que vuelva a hacerlo —pensó resignada haciendo pucheros.