Capítulo
21
El resto del día transcurrió normal, para la hora de la comida Rick había mandado a traer el antojo de Anne y los tres disfrutaron de un agradable momento donde, saciando la curiosidad de Anne, Minerva le habló sobre sus hermanas y sobre lo bien que se llevarían ella y Diana. Por la tarde y aprovechando el día libre Rick quiso sacar a Minerva a pasear para que conociera la ciudad por lo que ella aceptó la invitación, pero debido al resfriado Anne no quiso salir y además no quería ser un mal tercio por su estado de ánimo que la tenía un poco deprimida, por lo que decidió quedarse y adueñarse de la televisión toda la tarde. Vestidos de manera casual y de lo más cómodos posible, la pareja salió para disfrutar la tarde. Manejó hacia el East Grand Avenue y la primera parada fue Navy Pier la mejor entrada para conocer y disfrutar el imponente lago Michigan, cincuenta acres de parques, atracciones, tiendas, jardines y restaurantes. Minerva estaba fascinada y a Rick le agradaba mirarla así, no tenía la seriedad que la había caracterizado y ahora, la hacía una agradable compañía.
—¿No conocía la ciudad señorita Warren? —le preguntó Rick al notar su fascinación por el paisaje cuando llegaron y se acercaron a la orilla del lago.
—No, la verdad nunca había venido —contestó sin dejar de admirar el panorama.
—¿Le gusta el lago?
—Es bellísimo y enorme, lo había olvidado en los mapas, a simple vista puede parecer el Atlántico.
—Tenemos toda la tarde para disfrutar —le dijo reclinándose a la barra y mirándola fijamente—. Usted decide si quiere quedarse aquí o seguimos hacia otras partes.
—Este lugar es enorme y hay tanto que ver. —Miraba entusiasmada hacia todas direcciones—. Me gustaría conocer un poco más de aquí.
—Bueno, sus deseos son órdenes, vamos, le daré un recorrido por el lugar, le aseguro que no se va aburrir.
Rick le extendió el brazo en señal de caminar juntos y ella mostrando un leve rubor lo aceptó, esa tarde quería olvidarse de todo y disfrutar su estadía. Ella y Rick se perdieron entre las demás personas que paseaban por el lugar.
Después de una agradable tarde en donde los cafés granizados, cacahuates caramelizados, corn-dogs, sodas y otras tantas suculentas chucherías que se habían antojado a la vez que jugaban al tiro al blanco en la feria, Rick y Minerva regresaron al apartamento con una enorme pizza para cenar y dos acompañantes; un peluche de Goofy que Rick había obsequiado a Minerva al ganar en un juego y un precioso cariñosito color rosa que había ganado ella después y el cual le obsequiaría a Anne. Cuando llegaron la chica todavía veía la televisión y al ver la pizza corrió a quitársela a Rick de las manos porque se le abrió el apetito, la puso en la barra de la cocina y solamente cogiendo una servilleta se llevó un pedazo a la boca mordiéndola con gusto.
—Vale más que estás enferma —le dijo Rick sonriendo al verla como se atragantaba con la pizza.
—Gracias hermanito, sabes que me fascina. —La chica le agradeció con la boca llena lo que hizo que Rick hiciera pucheros.
Minerva se acercó y sonrió al verlos.
—Veo que la pasaron super bien —continuó la chica después de tragar y al notar los peluches que Minerva traía.
—Bueno, practicamos un poco de tiro al blanco —dijo Rick en su modestia.
—Y veo que ganaron —contestó la chica.
—Este lo gané yo —le dijo Minerva entregándoselo—. Lo traje para ti, espero te guste.
—Awwww!!!!! Que linda es señorita Warren. —La chica la abrazó y tomó el peluche acariciándolo—. Me encanta, está precioso, gracias.
—¿Alguna novedad? —preguntó Rick dejándose caer en el sofá.
—No, nada gracias a Dios, el condenado teléfono no ha sonado y mejor, así no me interrumpe cuando me concentro en ver a Christian Bale.
Rick levantó las cejas ante eso, Minerva sonrió.
Cuando descansaron un poco y después que ambos se ducharan, se sentaron en la barra de la cocina para degustar la pizza, ya era casi cerca de las ocho de la noche por lo que después de comer, Anne se despidió de ellos para irse a la cama, el medicamento que tomaba la tenía con mucho sueño, así que Minerva y Rick se quedaron solos el resto de la noche.
—¿Qué pasará mañana? —preguntó Minerva después de tomar un sorbo de soda.
—Irá conmigo a la editorial, nos iremos a las ocho, voy a presentarla con todos y podrá exponer sus puntos de vista ante la directora del sello.
—Me siento nerviosa. —Se limpió la boca con una servilleta.
—Es normal, ¿Trajo el contrato?
—Sí.
—Llévelo mañana, dígale todo pero le advierto que si ellos no acceden tendrá que hacer los cambios que le sugerí, sin protestar.
—Ya le dije que no.
—¿Por qué es tan necia?
Minerva arrugó la cara.
—Por favor, no me haga perder mi tiempo señorita Warren.
—¿Y si cree que lo pierde porque me trajo aquí?
—Porque aún tengo la esperanza de que recapacite.
—Señor Brighton, ¿Por qué quieren semejar mi obra a tantas otras que se pasean por el mercado?
—Por el mismo motivo, para que pueda pasearse también, recuerde que la editorial se juega mucho al respaldarla, su obra está bien redactada, eso es obvio debido a que su autora se dedica a eso, pero tiene un romanticismo difícil de creer, debe enfocarse más en…
Minerva soltó el aire y se giró de espaldas a la barra puso ambos codos sobre la misma y estirando un poco las piernas, alzó su cabeza hacia atrás a la vez que movía sus hombros, prefería evitar esa conversación. Rick le notó todos sus movimientos y sin querer comenzó a excitarse, recorrió cada parte de su cuerpo de pies a cabeza pudiendo apreciarlo muy bien debido al atuendo deportivo que ceñía el cuerpo de Minerva, miró la forma de sus piernas, de sus caderas, de su trasero, del mismo sexo que se notaba a través de la sudadera que poco cubría esa parte y Rick sin querer mordió su labio, subió por su vientre plano digno de una modelo para centrarse en sus redondas colinas que lo enloquecían y que también sobresalían un poco a través del zipper de la sudadera, llevaba una blusa ajustada por dentro la que le hacía resaltar sus pechos pudiendo deducir entonces que no llevaba sostén, por lo que al imaginarse esos pezones duros, pasó su lengua por sus labios, bebió un poco de soda y al subir la mirada hasta su cuello y cara volvió al ataque, al menos intentaría hacer algo y no quedarse con las ganas.
—¿Tiene algún problema con el erotismo señorita Warren?
Minerva reaccionó y se sentó derecha.
—No, no, claro que no.
—¿Entonces cuál es su problema al escribirlo?
—No tengo ningún problema al hacerlo.
—¿Y porque no lo hace?
Minerva tragó en seco y frunció el ceño.
—Porque no quiero, demasiados libros hay con lo mismo y no quiero que lo mío sea igual.
Rick la miró fijamente, esos ojos azules comenzaban a poner nerviosa a Minerva y prefería evitarlos, aunque los sentía ardientemente sobre ella prefería disimular y no mirarlo. Rick se levantó de la barra y se dirigió a su equipo de sonido, hizo sonar “Careless Whisper” de George Michael y Minerva al escucharla abrió los ojos al máximo y en un reflejo cerró las piernas, comenzó a estremecerse y a intentar contener su respiración normal. La canción la había puesto nerviosa, sabía que si Rick la había puesto era por alguna razón y deseaba salir corriendo del salón, tragó en seco y buscó su soda, comenzaba a sentir mucha sed. Rick se giró y la miró de manera oscura, se acercó a ella lentamente intentado mover su cuerpo a ritmo, usaba un atuendo deportivo también y sin querer hacer striptease, se quitó la camiseta quedándose únicamente con el buzo que definía muy bien todo lo que tenía de la cintura para abajo. Minerva abrió los ojos mucho más y tensando la mandíbula evitaba ser tan obvia y abrirla, la visión de Rick así comenzaba a excitarla y no quería reconocerlo, quería morderse los labios al ver su bien formado torso desnudo y esos movimientos que hacía, estaban logrando que su vientre comenzara a hervir.
—Acompáñeme —le dijo llamándola con una señal del índice sin dejar de moverse.
“Rick y su música retro van a fregarme la vida” —pensó Minerva mientras negaba con la cabeza.
Rick levantó seductoramente una ceja clavándole los ojos, Minerva sentía que le iba a dar un paro cardíaco y no se lo atribuía a toda la grasa que había comido durante el día. La visión de Rick bailando tan sensualmente comenzaba a mojarla y no sabía cómo controlar a su cuerpo. Rick se acercó a ella y la tomó de ambas manos levantándola del banco y pegándola a su cuerpo, Minerva estaba temblando y él lo supo, la llevó a su ritmo para que ella intentara moverse pero estaba más dura que su propio amigo que ya comenzaba a saludar, la giró de espaldas a él.
—No seas tan rígida —le susurró al oído—. Muévete.
—Yo no puedo bailar —le confesó presa de los nervios sin notar que la había tuteado.
—Sólo sigue el ritmo de la música —continuó en susurros en su oído y Minerva temía perder los sentidos.
La tomó de ambas caderas y la pegó a su miembro, la hizo moverse al ritmo de sus caderas, Minerva sentía la estocada en su trasero y abriendo la boca la tapó con una mano, evitó gemir. Sentir el ritmo que Rick le imponía la estaba atontando y el calor de su cuerpo la estaba sofocando. Sin quererlo, comenzó a moverse también siguiendo el ritmo de Rick y éste, al ver y sentir las primeras muestra de sudoración en ella le extendió los brazos como en la escena del Titanic. Frente a ellos había parte de un espejo que decoraba el comedor y en esa imagen Rick se detuvo, mientras Minerva tenía los brazos extendidos él bajó el zipper de la sudadera y descubrió sus hombros, depositó un casto beso en uno de ellos y Minerva prefirió cerrar los ojos ante la sensación que comenzaba a retorcerla. Bajó los brazos y Rick sacó la sudadera dejándola caer al suelo, pasó sus manos por los costados de la chica intentando rozar el principio de sus pechos, los notaba a través del espejo, estaba duros y sus pezones se veían muy bien a través de la tela, erguidos y seductores que lo incitaban en un sensual ritmo que los hacía subir y bajar debido a la respiración de la chica. Minerva estaba excitada, él lo sentía en su respiración y en sus sensaciones, sus pechos eran una muestra de ello, llevó su boca a su cuello y Minerva giró la cabeza para sentir esa sensación, se sentía hipnotizada, el miembro de Rick se clavaba más en su trasero y sólo sabía que le gustaba lo que sentía y que quería más, en un reflejo curvó su espalda, llevó una de sus manos al cuello de él y sacó más su trasero para sentir a Rick plenamente. Él por su parte, con ambas manos ya la había rodeado de la cintura atendiendo su llamado y pegándola más a él, Minerva comenzaba a elevarse en una espiral de placer. Sin darse cuenta Rick ya besaba el lóbulo de su oreja, sentir su ardiente respiración hacía que no pudiera controlar la suya y más cuando una mano la llevó a su pecho y lo apretó, ella gimió alzando su cabeza hacia atrás y colocándola en el hombro de Rick. Él aprovechó su debilidad, con la otra mano la bajó por su vientre y sin pensarlo llegó a su sexo, metió sus dedos en la entre pierna y lo apretó con toda la palma de su mano. Minerva gimió con más fuerza.
Apretar y masajear su pecho y apretar también su sexo ya no fue suficiente, Rick deseaba meter mano en ambas partes y la ropa le estorbaba, el perfume de ella lo tenía altamente excitado y el de él, tenía de ella a la mujer marioneta, Minerva no era consciente del placer que sentía, se había dejado llevar, sólo sabía que su cuerpo había respondido y que deseaba más. Temblaba sin querer y su cuerpo, comenzaba a exigir alivio, con sus ojos cerrados ella no notó el espejo pero Rick ya no soportó más, la giró con fuerza a él, la pegó de nuevo a su cuerpo y mientras que con una mano la sujetó del cuello y con la otra de su trasero, se posesionó de su boca con desesperación. Al principio Minerva apretó los labios pero él la obligó a abrir la boca, ella intentaba separarse de él pero podía más la fuerza masculina, la besó con fuerza, con pasión, introdujo su lengua y la de ella lo recibió, comenzaron a devorarse, a saborearse y a gemir de placer, ni siquiera se dieron cuenta del momento en que la canción había terminado. Para no perder el control y el conocimiento por la falta de aliento Rick la separó de él, Minerva no podía respirar su pecho subía y bajaba y se sentía mareada.
—Sólo fue una demostración señorita Warren —le dijo Rick de lo más tranquilo—. Ahora podrá escribir lo que sintió, ese era yo intentando seducirla.
Atontada todavía por lo que había sucedido se llevó una mano a la cabeza sin entender nada, sentía que el corazón le iba a salir por la boca. Rick se dirigió a la habitación para sacar la ropa de cama y arreglar su lecho, cuando regresó todavía Minerva estaba en shock.
—Beba un poco de agua señorita Warren. —Le sugirió sonriendo a la vez que sacaba el sofá-cama—. Veo que está muy sedienta.
Como si se tratara de moverse en piloto automático, la chica obedeció y se sirvió un vaso de agua que se bebió de un sorbo, no sabía qué diablos había pasado y comenzó a molestarse. Regresó a la sala dispuesta a pelear con Rick por lo sucedido pero ya lo encontró acostado frente a la televisión. Se paró desafiante a su lado y lo miró furiosa.
—¿Gusta acompañarme? —Rick preguntó pícaramente palpando su lado—. Hay suficiente espacio para los dos, podría mostrarle muy buen material para escribir.
Minerva deseaba estamparle una bofetada que fuera capaz de sacarle hasta las muelas, se sentía burlada y ahora la desechaba como si fuera un objeto, prefirió ignorarlo y aplicarle la ley del hielo. Se dirigió a la recámara furiosa y sin decir nada.
—¡Feliz noche señorita Warren! —le gritó Rick muy sonriente al ver que se iba y lo dejaba—. ¡Haga sus anotaciones, escriba bien y sueñe conmigo!
Lo último que él escuchó, fue un portazo como respuesta.