Capítulo

27

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Durante el desayuno, Minerva había olvidado que Rick no iría a trabajar y se había quedado en el apartamento.  El saber que ya pronto saldría del baño la ponía nerviosa, no tenía cara para mirarlo, evitaba retorcerse en el banco de la barra y ser tan obvia, al menos Anne era ajena a lo sucedido mientras tostaba el pan y Minerva intentaba disimular sus pensamientos a la vez que tomaba una humeante taza de su amaretto.

—Me alegra que Rick se haya tomado el día. —La chica sacó de sus pensamientos a Minerva—. ¿Qué harán hoy?

—No lo sé —contestó reaccionando—. No me ha dicho nada.

—Chicago tiene muchos lugares bonitos y sé que Rick es un buen guía. —La chica sacaba el pan de la tostadora a la vez que los ponía en una canasta—. ¿Quiere uno?

Al ver el pan a Minerva se le antojó y sin dudarlo cogió uno, Anne le alcanzó la mantequilla.

—No lo dudo. —Minerva mordió un trozo que saboreó con gusto—. Quiero conocer un poco más de la ciudad antes de irme.

—¿Se va? —preguntó la joven desanimada.

—¿Cuándo? —la voz de Rick sacudió a Minerva haciendo que casi se atragantara con el pan, bebió un poco de café.

Se giró para verlo y estaba condenadamente sexy saliendo de la ducha, vestía sólo un buzo de la cintura para abajo y su torso desnudo y húmedo la hizo tragar en seco, secaba su cabello con una pequeña toalla que colocó luego en su cuello. Minerva lo miró sin palabras y él esperaba una respuesta.

—¿Señorita Warren? —insistió.

—E… el lunes —contestó evitando tartamudear.

—Pero no me había dicho nada. —Se acercó a la barra, su perfume sacudía a Minerva y su pecho la hipnotizó.

—Sí, no, no lo había comentado pero ya lo había pensado —continuó mientras desviaba la mirada hacia la taza de café—. Creo que no tiene sentido seguir aquí si puedo hacer mi trabajo desde Ontario.

Rick la miró fijamente y Minerva podía sentir su mirada clavarse en su piel, después de lo que había pasado y de cómo la había tocado, evitaba verlo y evitaba temblar.

—Es una lástima, pero supongo que tiene cosas que hacer allá —dijo Anne.

—Sí así es…

—No —contradijo Rick sin dejar de verla—. La señorita Warren tiene una semana más de vacaciones antes de volver a su trabajo, bien podría quedarse.

—Tengo una vida hecha en Ontario señor Brighton —contestó firmemente obviando su apariencia—. Aquí nada más tengo que hacer, usted mismo escuchó a Louisa.

—Tiene razón Minerva. —Anne se sirvió un poco de jugo de naranja—. Sus hermanas la deben de extrañar mucho y es muy natural, yo extraño mucho a Rick cuando tiene que salir de viaje, además supongo que su novio también la debe de extrañar, debe de estar loco por verla y usted también.

Minerva tragó en seco y abrió los ojos, bebió un poco de su café, Rick torció la boca y se levantó de su lado, se dirigió al refrigerador para servirse un vaso de leche, evitaba molestarse pero no podía, ya no podía disimularlo, pensar que había calentado a Minerva para que otro la enfriara lo hacía tensar la mandíbula, la leche le supo amarga. Antes de que ella pudiera decir algo más su móvil sonó y Rick se alertó al ver que se bajó del banco y se encaminó al comedor, la llamada la había puesto nerviosa.

—Don Abelardo buenos días…

Rick tensó la mandíbula de nuevo, ya había escuchado ese nombre.

—¿Quieres un poco de café Rick? —le preguntó Anne  haciéndolo reaccionar.

—Sí, sí, no, no, mejor no.

Anne levantó una ceja ante la indecisión.

—Hoy voy a comer cereal, tengo antojo.

—Bueno, entonces los huevos revueltos y el pan tostado son sólo para Minerva y para mí.

Rick torció la boca y cogió una tajada de pan, salió un poco de la barra, quería saber qué era lo que Minerva hablaba con ese hombre.

—No, no estoy en hotel, estoy con unos amigos… —escuchaba que decía.

Rick intentaba escuchar disimuladamente a la vez que  seriamente se volvió a la cocina y se sirvió su tazón de cereal. Se sentó en la barra y pensaba en quién era ese tal Abelardo y en si tenía alguna relación con el tal Leonardo.

—¿Todo bien Minerva? —le preguntó Anne al ver que volvía a la barra.

—Sí, todo bien.

—Rick, le decía a Minerva que Chicago tiene lugares preciosos, aprovechen el día, está radiante. —Anne parecía poseída por Cupido.

—Sí ya tengo pensado el recorrido —comía sin dejar de ver el plato—. Estaremos todo el día afuera, ¿Quieres acompañarnos?

—No, gracias, no voy a ser mal tercio, además ayer me vi con unas amigas y quedé con ellas, también estaré fuera todo el día, no te preocupes si llego tarde.

—No tan tarde. —La miró haciendo pausa.

—Rick no soy una niña, prometo llegar pasada la media noche, ¿ok?

Rick la miró fijamente.

—Lo prometo. —La chica levantó la palma de la mano derecha en señal de juramento.

—Si gusta puede ir a vestirse señorita Warren —le dijo Rick sin mirarla—. Vístase lo más cómoda posible, regresaremos hasta la noche.

Y sin decir nada Minerva obedeció, intentaría pasar por alto todo lo sucedido y disfrutar el sábado.

Mientras Minerva se arreglaba sonó el teléfono y Anne contestó, era una amiga de ella para informarle del cambio de planes, ahora lo noche terminaría en una pijamada.

Entusiasmada por eso, le dijo a su hermano y sin esperar respuesta corrió a su habitación para prepararse, poco le gustaban a Rick esas cosas pero entendía que su hermana necesitaba distraerse así que no discutió. Al momento sonó su móvil, era Brandon un compañero de trabajo.

—Dime.

—Rick, buenos días, sé que es tu día libre pero nos han invitado a un evento  al que no puedes faltar.

—¿Evento? —Arrugó la cara.

—Sí, es hoy por la noche, todavía no se confirma el lugar, después te aviso, se trata de un encuentro de algunas editoriales y la presentación de sus libros tanto en español como en inglés, el asunto es a nivel internacional, todavía no se confirma la llegada de algunos autores, aquí los altos mandos están de correr ya que les avisaron hace media hora.

—¿Internacional? —Rascó su cabeza haciendo pucheros—. ¿Y es obligatorio?

—Parece que sí, tú eres parte importante de Baluarte y su sello “Biblos” estás obligado, yo te avisaré el lugar y la hora, esperamos saberlo dentro de las próximas dos horas.

—Está bien.

—Ve a comprar un esmoquin.

—¡¿Qué?!

Brandon se rió a carcajadas.

—Oye no…

—Ni modo Rick, es una gala y hay que ir de pingüinos, ¿Te imaginas a las mujeres acá? Están de correr, ni siquiera recuerdan donde está el salón de belleza.

Rick se rió ante eso, se las imaginaba apresuradas y estresadas como cucarachas fumigadas sin hallar donde meterse y más a Louisa que necesitaba un día completo en el salón. Sin duda estaría de mal humor.

—Está bien —dijo resignado—. Aprovecharé salir a comprar algo.

—Cuando tenga más noticias te aviso, felices compras.

—Sí, sí, adiós.

Rick exhaló y enterró la cabeza entre sus brazos en la barra, odiaba los eventos sociales pero tratándose de trabajo debía aguantarse, al menos sería una buena excusa para pasar un buen rato en compañía de Minerva.

Cuando todos estuvieron listos salieron, Rick llevó a Anne al apartamento de su amiga en donde se reunirían para la dichosa pijamada y una vez solos, salió con Minerva para disfrutar parte del día y como siempre la música habló por él en el silencio que los envolvía, debido a la timidez por lo que había pasado la noche anterior. “More than words” de Extreme comenzó a sonar;

“Saying "I love you"
is not the words
I want to hear from you.
It's not that I want you
not to say, but
if you only knew
how easy
it would be to show me how you feel,                            more than words…”

Minerva entendía la canción y evitaba retorcerse en su asiento, Rick se limitaba a conducir y respetar su silencio.

—¿A dónde vamos? —preguntó ella para disimular.

—Tengo varias propuestas, haremos tiempo para estar en todas ellas, también iremos a un mall a hacer unas compras.

—Qué bueno que me lo recuerda, debo llevar unos recuerdos a mi gente de Ontario.

Rick tensó la mandíbula, sabía que no sólo se refería a sus hermanas.

—Tengo un evento esta noche señorita Warren, ¿Le gustaría acompañarme?

—¿Evento? No tengo la ropa adecuada…

—Por eso iremos de compras, yo necesito un odioso esmoquin.

—Pero yo no…

—Supongo que está acostumbrada debido a su trabajo.

—Sí pero…

—Bueno entonces no me ponga excusas, no quiero que esté sola una noche de sábado, recuerde que Anne no estará con usted.

Minerva se mordió el labio a la vez que prefería mirar por la ventana, temía lo que “el sábado por la noche” pudiera traer, se sentía muy vulnerable y ni siquiera tenía la excusa de irse a un hotel, evitaba que su cuerpo se estremeciera y más al escuchar a Foreigner aparecer en escena con “I Want To Know What Love Is” intentó contener la respiración, definitivamente Rick le hablaba a través de la música.

“Rick y su música van a fregarme la vida, Rick y su música van a fregarme la vida” —pensaba repetidamente martillándose la cabeza sin dejar de ver la ciudad.