CAVARON UN TÚNEL por debajo de la calle partiendo de la casita hasta el cementerio. Siguieron cavando hasta el mausoleo —porque era un mausoleo más que una tumba— privado, abriéndose paso por entre las osamentas y los ataúdes podridos. Cavaron incesantemente para llegar hasta el mausoleo privado antes del entierro. Siguieron cavando entre el fango y la carroña y dicen que uno de los zapadores perdió la razón. Siguieron cavando hasta después del atentado, y el mismo día que debía tener lugar el entierro del muerto grande colocaron las minas de dinamita y extendieron los alambres a lo largo del túnel y hasta la casa. Estaban ya listos a la hora del entierro pero el entierro no tuvo lugar y todo —el atentado, el túnel, la dinamita— salió sobrando porque la familia del muerto grande decidió enterrarlo en su ciudad natal y no en el mausoleo familiar. Pudieron recobrar la dinamita, pero era imposible rellenar el túnel así que dejaron las instalaciones, los alambres, que fueron descubiertos por un enterrador pocos días más tarde, mientras cavaba una tumba.