EN EL GRABADO, publicado en Nueva York, se ve, en primer término, a cuatro mambises -que es como llamaban los rebeldes a su ejército insurrecto para diferenciarlo de la guerrilla que estaba compuesta por españoles o por cubanos traidores—, tres a pie y uno solo a caballo. El jinete es negro y lleva su machete al cinto. Dos de los de a pie son también negros y, a diferencia del jinete, van descalzos. Uno de ellos está sentado a la derecha, su cabeza recostada al rifle. El otro negro conversa con un mambí blanco: lleva un pañuelo en la cabeza, mientras todos los demás llevan sombrero de guano o de yarey, de palma. El mambí blanco tiene el sable desenvainado y sujeto con desgana con la mano derecha mientras la mano izquierda toma las riendas del caballo, que es un criollo de cinco cuartas. El mambí de pañuelo al estilo pirata porta un rifle con bayoneta. Mientras conversa con el mambí blanco sujeta el rifle al frente, casi en atención. Al fondo se ven, a la derecha, dos mambises, uno blanco y otro negro, conversando bajo una palmera. Más a la derecha se ve una hoja de plátano o de cocotero. A la izquierda, en primer plano, hay un árbol que parece ateje. En último término pero al centro del grabado se ve un centinela.