Marcaje territorial o «rociado» con orina
Al marcaje territorial mediante orina de superficies verticales realizada por el gato se le conoce por rociado o rociamiento con orina.
Lo que para el propietario del animal supone una tremenda molestia, para el gato que lo realiza no es otra cosa que una forma de comunicarse; el rociado no solo se produce cuando existe una época de celo en machos o hembras; también aparece, por ejemplo, cuando llegan nuevos animales al hogar, con la entrada de nuevo mobiliario, cambios de casa, nuevas plantas en el entorno. El fin del marcaje es siempre el mismo, es como dejar una tarjeta de visita o nuestro nombre en el buzón: dejar bien claro quién vive en ese lugar.
Para entender el marcaje siempre hay que volver a los orígenes del gato doméstico, a su antepasado salvaje norteafricano: solitario, territorial y cazador, que precisa de una zona donde poder encontrar las presas de las que se alimenta, y necesita defenderla de competidores.
Todos somos territoriales, en mayor o menor grado, y todos tenemos «lenguajes» bien diferentes pero eficaces para dejar sentado dónde estamos y lo «importantes» que somos. para los primates (a los que pertenecemos) o para las aves, con su surtido de plumas de colores, las señales son sobre todo visuales: los gestos del cuerpo o de la cara son tan diversos que podemos expresar cualquier cosa, salvo conceptos abstractos.
La comunicación visual, y en menor grado la auditiva, necesita una gran proximidad al receptor de los mensajes y eso, en los felinos, es justo lo que menos les interesa: verse cara a cara. Los felinos son máquinas de cazar y como tales muy ágiles y muy bien armados: una pelea entre dos gatos puede acabar con lesiones graves, incluso para el ganador y, en la naturaleza siempre ahorrativa, el derroche, el derramamiento inútil de sangre, no interesa. Lo mejor es verse lo menos posible.
Por esa razón la comunicación de los gatos, su «lenguaje», es un lenguaje a distancia y está basado en el olfato. Los felinos marcan su territorio de diferentes formas: con heces, orina, con las garras o frotándose con objetos, y en cada una de estas modalidades está dejando su «tarjeta de visita», con foto y fecha incluida: el recién llegado que huela estas señales sabrá si el emisor es macho o hembra, joven o viejo, débil o fuerte, cuánto hace que pasó por allí y muchos otros datos.
En el caso de los felinos de vida libre la cosa está clara pero nos podemos preguntar, ¿y para qué vale dejar todas esas marcas informativas a un gato que, posiblemente, no saldrá nunca de su casa ni verá otros gatos?… Pues, obviamente, para nada, pero él no sabe quién puede aparecer algún día, y su instinto le «obliga» a dejar bien claro a quién pertenecen sus dominios.
El problema de convivencia surge precisamente con este afán marcador, mucho más acusado en machos y hembras sin castrar, acuciados por el instinto sexual a señalizar su territorio para encontrar pareja. En estos casos, la esterilización soluciona la gran mayoría de ese marcaje que los gatos realizan básicamente con la orina, sobre todo tipo de superficies verticales: paredes, muebles, cortinas, etcétera.
Pero el rociado también puede responder al estrés o a la ansiedad del animal ante ciertos estímulos: nuevas personas en casa, castigos inadecuados…
Entre las principales causas del rociado con orina de un gato tenemos:
- Marcaje sexual (hormonal).
- Número de animales en el hogar, entrada de nuevos animales en el hogar o llegada de nuevos ejemplares al vecindario…
- Cambios en su entorno directo.
- Cambio de horario de los propietarios o ausencias prolongadas.
- Castigos inadecuados.
- Temperamento del animal.
En el caso de que nuestro gato esté realizando un rociado con orina de superficies verticales, debemos plantearnos que para su resolución deberán seguirse los siguientes pasos:
- Identificación de la causa.
- Reducción o modificación de los estímulos que provocan el rociado.
- Modificación de la respuesta del animal a los estímulos.
El manejo del problema de rociado con orina no es sencillo; en la mayoría de las ocasiones se debería contar con el apoyo del profesional especializado en comportamiento, ya que en muchas ocasiones deberá plantearse el uso de ciertos fármacos para que la terapia llegue a buen fin.
En líneas generales, los pasos a seguir de forma detallada son los siguientes:
- Diagnosticar y eliminar la causa.
- Evitar el acceso a los sitios rociados.
- Favorecer al máximo el uso de la caja del lecho absorbente.
- Reducir el atractivo de los sitios rociados.
- Modificación de conducta (con ayuda del profesional).
Castigo: proporcionado y sólo si le pillamos «in fraganti». Comentar con el especialista el castigo adecuado; nunca emplear el castigo físico.
Recompensas: para favorecer el uso de la caja del lecho absorbente.
Terapia farmacológica: sólo tras la valoración y con la supervisión del veterinario.
Cuando se tiene más de un gato en el hogar, los problemas de relación pueden manifestarse. A veces los gatos pasarán la mayor parte del tiempo, tras el merecido descanso, intentando conseguir lugares de privilegio en el hogar como estar cerca del amigo «de dos patas».
Si no consiguen el efecto deseado, se pelearán entre ellos, o en vez de muestras de agresividad, marcarán territorios.
Muchos gatos conviven en perfecta armonía con sus congéneres, y otros no pueden tolerar la convivencia con otro felino.
Si un gato es particularmente susceptible al estrés, meter un segundo gato será suficiente para desequilibrar su paciencia y llevarle a comportamientos de eliminación inadecuada o de marcaje territorial.
Pero ¿qué efecto tiene el acto de marcar con orina para el gato que está siendo avisado? Probablemente muy poco. El animal generalmente olisqueará la señal y seguirá su camino, haciendo caso omiso.
Un gato que se encuentra con un punto marcado, normalmente no marcará de la misma forma que lo hacen los perros sobre la marca localizada, intentando «cubrirla». Lo más seguro es que escoja un lugar cercano a esta marca y deje su propio aviso.
En cualquier caso, nuestro hogar y nuestro olfato son los que sufren las consecuencias.
Una encuesta realizada a más de ciento cincuenta propietarios de gatos con diverso número de animales en el hogar, reveló que en los hogares con un solo gato, había un 25 por ciento de probabilidades de marcaje territorial; cuando el número de animales alcanzaba los diez ejemplares, la probabilidad de marcaje territorial era del cien por cien.
Esta encuesta no concluye en que el mayor número de gatos implique necesariamente un problema… depende principalmente de si los animales tienen suficiente espacio como para no tener que desarrollar sus olorosas dotes comunicativas.