Juegos de riesgo, los gatos «paracaidistas»
No estamos hablando de felinos que participen en arriesgadas maniobras militares, de animales que se alanzan al vacío con el firme propósito de defecder una colina o de rescatar a los soldados apresados por los Charlies…
Los gatos paracaidistas son aquellos que, bien por curiosidad, por falta de cálculo o por despiste, acaban con sus huesos sobre el suelo tras una caída de varios metros de altura.
Imaginemos a Raspi, un macho común europeo, que vive plácidamente en un apartamento de una populosa ciudad; su hogar está en una quinta planta.
Raspi, como la mayoría de los felinos, siente un interés casi hipnótico por todo aquello que sucede al otro lado de los cristales de las ventanas.
Una clara mañana de primavera la dueña de Raspi, como todos los días, airea la habitación y abre de par en par su enorme ventanal; la única diferencia con otras jornadas es que hoy no se ha asegurado de que su amigo felino se encontrara seguro en otra estancia.
En un descuido de la propietaria Raspi, de un ágil salto, se sube al poyete de la ventana… la falta de costumbre impide que el cálculo sea correcto y su cuerpo siente el efecto de la gravedad, que lo atrae a alta velocidad contra la acera del edificio.
Esta historia ilustra una de las actitudes por las que un felino adquiere el sobrenombre de «paracaidista», pero existen otras supuestas variantes que permiten que un gato adquiera tan poco deseado calificativo.
Muchos gatos, con el consentimiento de sus propietarios, «disfrutan» del aire exterior que les proporciona la apertura de ventanas, balcones… Ciertos felinos, a pesar de tener controlado el deambular por estas zonas de riesgo tienen «despistes» y pierden el equilibrio; su interés por algún objeto (lo más habitual es la ropa tendida) o algún animal en movimiento (generalmente pájaros) puede acabar provocando un mal paso, un fallo en el cálculo y la caída al vacío.
Lo que parece seguro es que ningún animal «se lanza» voluntariamente, que ninguno pretende experimentar fuertes sensaciones tras una concienzuda reflexión de los pros y los contras del puenting sin sistemas de seguridad.
Las posibles lesiones a las que se enfrenta un gato paracaidista son, como podremos comprobar, muy dispares. Hemos visto animales que han caído desde alturas imposibles y que no presentan lesiones… Hemos visto animales con caídas «leves» que han fallecido…
¿De qué depende el resultado de las lesiones?
Si intentamos dejar el factor suerte a un lado (aunque sea uno de los más importantes), podríamos enumerar los siguientes puntos como primordiales en la consecución de unos u otros resultados «poscaída»:
- Peso del animal: a mayor peso, mayor velocidad de caída y mayor impacto… ¡¡pura física!!
- Altura de caída: más física… a mayor altura, mayor impacto.
- Zona de caída: no es lo mismo caer sobre un rígido, frió e «impenetrable» suelo de cemento que sobre el «mullido» césped de un parquecillo.
- Arquitectura y elementos exteriores del edificio: en la caída el animal puede encontrarse con tendederos, toldos… que ayudan a amortiguar de alguna manera el desastre.
Entre las lesiones más frecuentes están:
- Fracturas: las más habituales son las de fémur, las de los huesecillos de las extremidades anteriores y las de la mandíbula.
- Lesiones internas: roturas de la vejiga de la orina, traumatismos diversos en bazo, lesiones en pulmón…
Aunque nuestro animal no presente lesión alguna tras la caída, la revisión por el veterinario es fundamenteal; muchas de las lesiones no dan la cara en los momentos siguientes a la caída, y por ello no se debe descargar un problema ante la inexistencia de síntomas.
Para evitar las caídas al vacío de nuestros felinos, para impedir que reciban el sobrenombre de «paracaidistas», debemos intentar prevenir su contacto con las alturas; existen cerramientos para ventanas y balcones, en forma de mallas de todo tipo de materiales, con variados sistemas, de fabricación profesional o casera… cualquiera de ellos, si evita la caída, es bueno.
La otra forma de evitar la caída es utilizando el sentido común: mantener alejado al animal de las zonas de riesgo.
Y, por último, es fundamental que nuestros gatos estén identificados…
Si el animal cae y sus lesiones no son de gravedad puede quedarse quieto, o cerca de la zona de caída, pero también puede correr despavorido y desorientado, siendo su localización difícil, o casi imposible, sin el adecuado medio de identificación.