El oído
El oído del gato dispone de veinte músculos que trabajan para facilitar los movimientos necesarios para la captación de sonidos… Veinte músculos capaces también de manifestar signos e intenciones. La apertura del conducto auditivo externo se produce entre los días seis y catorce (sobre el noveno día de media), y se completa al cumplir las tres semanas.
También en la capacidad auditiva superan los gatos al hombre; los felinos pueden percibir sonidos de hasta sesenta y cinco kilohercios (kHz), mientras que nuestro límite superior se encuentra entre los dieciocho y los veinte kHz (en el perro, alrededor de los cuarenta kHz). También son capaces de percibir diferencias de décimas de tono en altas frecuencias y diferencias de cuarto de tono en las frecuencias intermedias.
Esta excelente capacidad auditiva se ve favorecida por la orientación independiente de sus pabellones auriculares, lo que les permite «localizar» de forma más precisa la procedencia del sonido.
Su fino oído les permite algo verdaderamente curioso: distinguir dos sonidos diferentes en un radio de cinco grados; esta especial capacidad viene dada gracias a que el sonido llega a una de sus orejas con un ligero retraso cronológico respecto de la otra, un retraso de fracciones de segundo que los gatos son capaces de procesar.
Y finalmente, este depurado sentido del gato también le permite ajustar sus saltos cuando está persiguiendo una presa, todo ello aunque la visibilidad sea insuficiente.
El oído «realza su valor», gracias a su perfecta combinación con la vista y la direccionalidad de la cabeza.