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Un largo camino
Vamos a introducirnos en nuestra mental máquina del tiempo y nos vamos a dirigir hacia el momento en que comenzó la existencia de nuestro querido amigo… para ello viajaremos a una época tan lejana como el Paleoceno.
En aquellos tiempos habitaban la Tierra unos seres vivos conocidos como Creodontos; según los doctos en esta ancestral materia, se confirma que estos animales fueron los precursores de los carnívoros; eran animales de talla pequeña, con patas cortas y provistos de fuertes garras.
Dentro del grupo de los Creodontos encontramos a los Eucreodontos, origen de los carnívoros actuales; uno de los rimeros Eucreodontos al que se le da nombre es al Miacis, una especie de jineta que desarrollaba su vida principalmente en los árboles.
Tanto esta especie de jineta como el resto de los Miácidos se extinguen en el Eoceno Superior, no sin antes dejar al planeta como herencia genética a algunos de los antecesores directos de nuestros cánidos, prociónidos, mustélidos y úrsidos.
Como hemos visto, la historia de los Creodontos llega hasta el Eoceno, época en la que la despiadada evolución provoca su desaparición y su sustitución por los carnívoros Fisípedos; estos seres vivos tenían, a diferencia de los Creodontos, un mayor desarrollo de los colmillos y de sus muelas carniceras.
Pero fue con la llegada del Oligoceno cuando se produjo una bifurcación en el camino hacia el desarrollo de los félidos; por una parte aparecen los ejemplares del género Eusmilus, unos grandes animales de fuertes y enormes colmillos y, por otra parte, el género Proailurus, con animales mucho más ágiles que los del género Eusmilus
Los ejemplares del género Proailurus dieron paso a los Pseudailurus, los primeros representantes del gato actual.
Nuestro viaje sigue su curso… con la llegada del Cuaternario se produjo el nacimiento del género Felis, del que parten los gatos salvajes actuales; entre ellos el gato salvaje de Martelli (Felis lunensis), nacido hace dos millones de años, otro importante antecesor del gato actual.
El gato de martelli dio lugar al gato montés (Felis silvestris), que vio la luz tras la segunda glaciación; el gato montés se trasladó a distintas partes de Europa, Asia y África, lo que permitió el nacimiento de tres tipos de felinos hace unos veinte mil años:
- El gato salvaje o gato montés europeo (Felis silvestris silvestris).
- El gato salvaje o gato montés africano (Felis silvestris lybica).
- El gato indio del desierto (Felis silvestris ornata).
La mayoría de los autores defienden que el gato doméstico actual (Felis silvestris catus) procede del gato salvaje africano (Felis silvestris lybica) y de sus cruces con otras especies salvajes, entre ellas el gato indio del desierto (Felis silvestris ornata).
Pero para que el gato doméstico actual pueda convivir hoy en los hogares de los seres humanos, en algún momento de nuestro viaje a través del tiempo tuvo que producirse el inicio de la socialización o domesticación; parece que este acontecimiento tuvo lugar alrededor de unos dos mil quinientos a cuatro mil quinientos años a.C., en Egipto.
En principio se admite que fue el gato quien se acercó al hombre para «aprovechar» sus recursos alimenticios. Este acercamiento no sólo permitía que los felinos «llenaran su panza»; la proximidad también estaba proporcionando un conocimiento entre ambas especies; pero a diferencia de lo que sucedió en los primeros contactos entre el hombre y el perro, el gato no acataba, no aceptaba la domesticación que el hombre le planteaba.
En el caso del gato se defiende la teoría de la «auto-domesticación»: el gato se fue acercando al hombre para obtener sus alimentos, y de una forma gradual y supeditada a la pérdida de temor, comenzó a interaccionar con el ser humano.
El gato se acercó al hombre porque podía obtener beneficios, no por sumisión, ni por aceptación de las condiciones que el ser racional pudiera plantearle; el gato es un cazador solitario, no necesita ayuda, no necesita grupos, manadas… el gato no necesitaba al hombre, pero si obtenía beneficios con poco o mínimo esfuerzo, si podía sacar provecho de aquella incipiente relación… ¿Por qué no llegar a algún tipo de acuerdo?