Siete vidas tiene un gato
La utilización actual de la frase o refrán «Siete vidas tiene un gato» o «Tiene más vidas que un gato» hace referencia a la suerte o buena fortuna de una persona ante algún problema, enfermedad, accidente… Pero ¿de dónde procede realmente este refrán?
Podríamos pensar que su procedencia es de la observación de la habilidad del felino para salir sano y salvo ante cualquier problema, o de su singular y exclusiva capacidad de caer desde grandes alturas sin sufrir el más mínimo rasguño… Pues no.
Parece que este refrán procede del Antiguo Egipto, cómo no, de la cuna del gato; los egipcios tenían la plena convicción de que los gato también se reencarnaban y, que tras un número de siete reencarnaciones, tomaban carne mortal… pero no de gato, tras siete reencarnaciones, un gato se convertía en un ser humano.
¿Y por qué seguimos concediendo esas «siete vidas» a los felinos?
La observación diaria de un gato nos hace corroborar la frase; un felino tiene la gran capacidad de caer sobre sus cuatro patas, de forma totalmente equilibrada, aunque caiga desde grandes alturas; su ágil organismo, su cola, sus coordinados sentidos, consiguen estabilizar su cuerpo antes de producirse la llegada al suelo.
Por otra parte, estamos ante un animal verdaderamente resistente, adaptable a cualquier estilo de vida y muy capaz de conseguir abastecerse en el caso de que la necesidad «apriete».
No sabemos si tras siete reencarnaciones felinas el irracional pasará a un «estado vivo racional»… lo que sí podemos asegurar es que nuestro buen amigo el gato ha conseguido, a pulso, disfrutar de sus «presuntas» siete vidas.