Don Fernando y doña Isabel, por la gracia de Dios rey y reina de Castilla, de León, de Aragón, de Granada, de Toledo, de Valencia, de Mallorca […], duques de Atenas y Neopatria. Al príncipe don Juan, nuestro hijo, y a los infantes, prelados, duques, marqueses, condes, […] a los concejos, corregidores, alcaldes, […] de todas las ciudades, villas y lugares de nuestros reinos, y a las aljamas de los judíos y a todos los judíos y personas singulares, de cualquier edad que sean, […] salud y gracia. Sabed que porque Nos fuimos informados que hay en nuestros reinos algunos malos cristianos que judaizaban a nuestra Santa Fe Católica, de lo cual era mucha culpa la comunicación de los judíos con los cristianos, en las Cortes de Toledo de 1480 mandamos apartar los judíos en todas las ciudades, villas y lugares de nuestros reinos, dándoles juderías y lugares apartados donde vivieran juntos en su pecado, pensando que se remorderían; y procurando que se hiciese Inquisición, […] por la que se han hallado muchos culpables, según es notorio. Y consta ser tanto el daño que se sigue a los cristianos de la comunicación con los judíos, los cuales se jactan de subvertir la Fe Católica, que los llevan a su dañada creencia, […] procurando de circuncidar a sus hijos, dándoles libros para escribir y leer las historias de su ley, […] persuadiéndoles de que guarden la ley de Moisés, haciéndoles entender que no hay otra ley ni verdad sino aquella; lo cual todo consta por confesiones de los mismos judíos y de quienes han sido pervertidos, lo cual ha redundado en oprobio de la Fe Católica. Por ende, Nos, en consejo y al parecer de algunos prelados, y grandes y caballeros, y de otras personas de ciencia y de conciencia, habiendo habido sobre ello mucha deliberación, acordamos mandar salir a todos los judíos de nuestros reinos, que jamás tornen; y sobre ello mandamos […] dar esta carta por la cual mandamos que hasta el fin del mes de julio que viene salgan todos sus hijos, de cualquier edad que sean, y no osen tornar […] bajo pena de muerte. Y mandamos que nadie de nuestros reinos sea osado de recibir, acoger o defender pública o secretamente a judío ni judía pasado el término de julio, […] so pena de confiscación de todos sus bienes. Y porque los judíos puedan actuar como más les convenga en este plazo, les ponemos bajo nuestra protección, para que puedan vender, enajenar o trocar sus bienes. Les autorizamos a sacar sus bienes por tierra y mar, en tanto no sea oro ni plata, ni moneda ni otras cosas vedadas. Asimismo mandamos a nuestros alcaldes, corregidores, […] que cumplan y hagan cumplir este nuestro mandamiento. Y porque nadie pueda alegar ignorancia mandamos que esta Carta sea pregonada por plazas y mercados.
Dado en Granada, a treinta y uno de marzo del año de Nuestro Señor Jesucristo de 1492.