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—¿Estás bien?
Terence lo pregunta susurrando, pero Stan y Mark le escuchan porque están al lado. Verónica le mira.
—No —responde. Después, mira a Mark y a Stan, como si quisiera asegurarse de que puede hablar en confianza, y vuelve a mirar a Terence—. Estoy preocupada.
—¿Por qué?
—¿No te parece obvio?
Terence frunce el ceño, pero no contesta. Mark lo hace por él.
—Te preocupan la mujer y el policía.
Verónica asiente. Stan Marshall, que hasta el momento era el que más alejado de ellos estaba, se acerca para poder escucharles.
—Exacto. —Verónica parece meditar lo que va a decir durante un momento—. Mordieron a Dennis Sloat y se convirtió en una de esas cosas. Y el cambio fue muy rápido, desde que murió hasta que volvió a abrir los ojos.
—Lo mismo le ocurrió a mi compañero —dice Mark—, le mordieron en el cuello y se desangró. Un segundo después, estaba atacándonos.
—¿El comisario Sloat está muerto? —pregunta Stan.
Verónica asiente. Mira a Terence, como pidiéndole opinión. El bombero lanza una mirada de soslayo hacia Russell antes de responder.
—Russell no parece estar mal. La mujer sí. ¿Pero qué podemos…?
No tiene tiempo de acabar la frase, porque en ese momento, Zoe entra en la sala de agentes a la carrera, seguida de Paula, que tiene los labios manchados de crema de cacahuete.
—¡Chicos! —exclama Zoe— ¡Acabo de contactar por radio con más supervivientes!