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Entre toda la destrucción que tuvo lugar en Castle Hill en aquellas primeras horas de terror, hubo un suceso que fue realmente terrible. En todos sitios murió gente, buena gente en su mayoría, pero hubo un lugar donde la sangre vertida tuvo connotaciones más pavorosas.
Ese lugar fue el pequeño polideportivo donde Patricia Probst impartía clases de natación dos veces por semana a un grupo de once niños con edades comprendidas entre los cinco y los diez años.
Porque Patricia estaba en el agua cuando empezó todo, haciendo que los niños patalearan apoyados en esos largos tubos de gomaespuma de colores. La algarabía general de los niños, el ruido de sus chapoteos y sus gritos de emoción y felicidad, hicieron que ninguno de ellos oyera los gritos.
Ni siquiera se dieron cuenta, al principio, de que Bruce Crichton, el encargado de la recepción, cruzaba la puerta arrastrando la pierna ensangrentada tras él. Para cuando Patricia le vio, Bruce estaba a un paso de caer a la piscina. Se extrañó, porque había algo raro en sus movimientos, pero antes de poder concretar nada, Bruce cayó al agua sobre Ben Wade. Patricia echó a correr hacia ellos, pensando que Bruce había tropezado. Fue cuando vio el agua volverse roja alrededor de ambos cuando se asustó. Después vio que Bruce Crichton estaba mordiendo al pequeño en el hombro, casi como si quisiera arrancárselo.
Habría sobrevivido si hubiera huido en ese momento. Probablemente habría salvado a la mayoría de los otros diez niños si hubiera huido en ese momento. Pero su primer instinto fue tratar de ayudar a Ben Wade, y eso hizo que Bruce se volviera contra ella y la mordiera en la clavícula con tanta fuerza que Patricia pudo escuchar cómo se rompía un hueso.
Intentó escapar, pero Bruce la agarraba y lanzaba poderosas dentelladas al torso, cuello y brazos de Patricia Probst, que en un momento dado se encontraba bajo el agua y sin poder respirar, mientras a su alrededor, diez niños seguían chapoteando, la mayoría sin darse cuenta de lo que ocurría, al menos al principio. Cuando quisieron escapar, fue demasiado tarde.