Nota del autor

Uno de los muchos problemas a los que tuve que enfrentarme mientras escribía esta novela fue el modo de presentar los diálogos, que se desarrollan en yiddish, checo y alemán.

Hallé la respuesta cuando consultaba una traducción al yiddish del Libro de Jonás. La historia es conocida: Dios llama a Jonás para que éste pida al pueblo de Nínive que cese en su maldad, pero Jonás no cumple con su deber y se embarca en una nave. Entonces Dios provoca una tormenta, y todos los marineros se ponen a rezar a sus distintos dioses y lanzan la carga por la borda, pero la tormenta no amaina. El capitán del barco descubre a Jonás dormido al timón. En ese instante portentoso, en lugar de pronunciar una elevada advertencia sobre la ira de Dios, el capitán dice: «¿Vos iz mit dir

Al leer ese pasaje no pude evitar echarme a reír, me pareció una frase incongruente, por informal, dadas las circunstancias. La pregunta, literalmente, significa «¿Qué pasa contigo?». Así pues, se lo consulté al profesor Robert Hoberman, lingüista de la SUNY de Stony Brook, que me confirmó que la expresión, en el original hebreo, era bastante común, coloquial, y sonaba muy moderna.

Ése ha sido, pues, el principio por el que me he guiado: la idea de que aquellas personas de finales del siglo XVI se expresaban en un lenguaje para ellos corriente, aunque yo todavía debía llegar a encontrar el equilibrio entre un arcaísmo excesivo y un «modernismo» chirriante. (Y si para algunos lectores, expresiones como «alguien debe de haberse chivado» suenan demasiado actuales, me permito señalarles que Chaucer usó el equivalente inglés de ese verbo entre 1370 y 1380. Otros ejemplos incluyen el término «mordida» en varias fuentes del siglo XVI, y la expresión «casos legales», presente a partir del siglo XIV, y «testigo», que data del siglo X.)

La solución que he adoptado puede encontrarse también en algunas traducciones de obras de Shakespeare, que se enfrentan a la misma dificultad: en ellas se actualizan palabras abstrusas, arcaicas y obsoletas del original (escrito en inglés isabelino) en lugar de optar por el equivalente en la lengua de destino, por ejemplo, de una palabra francesa medieval en una traducción francesa de nuestros tiempos.

Así pues, si soy capaz de citar traducciones de la Biblia y de Shakespeare a modo de ejemplos para avalar mi decisión, ¿hay algo más que queráis de mí? Y ahora, geyt gezunterheyt. Es decir: «A pasarlo bien.»

K. W.