63
DIARIO DE UN TOC
POR FIN LA PAZ (CONSEJOS PARA LA PAZ INTERIOR)
«Nada te puede traer paz más que tú mismo.»
RALPH WALDO EMERSON
El otro día tuve la última cita con mi psicóloga. Coincidiendo con la obtención del papel en la próxima obra del director de teatro Ben Maslow (Dreams), que me llevará alrededor del mundo por un tiempo, mi terapeuta me dio el alta. Tuve sentimientos encontrados. Me sentí feliz y orgulloso de mí mismo. Pero también sentí una profunda tristeza por dejar de ver a alguien que ha sido tan importante para mí durante todo este tiempo.
Por la noche, tras mi turno en el restaurante, caminaba bajo la luz de la luna mientras buscaba una canción que escuchar en el móvil. Me encanta caminar mientras escucho música a través de mis auriculares. Saqué estos del bolsillo de mis vaqueros y le di al play. Caminé y caminé con el bellísimo tema principal de la maravillosa película Expiación de fondo. Mientras la música penetraba en mí, yo observaba a cada persona con la que me cruzaba. La vida me rodeaba. Y yo estaba absolutamente anclado en ella. De pronto, una sensación de conmovedora satisfacción me inundó. Y me di cuenta de lo que pasaba.
Por fin, no había obsesiones, no tenía la necesidad de pensar en nada ni de repetir compulsivamente ningún ritual mental. Solo estaba viviendo. Conectado con el presente. ¡Dios mío, qué paz tan maravillosa! Era un sentimiento tan desconocido para mí… Podría definirlo como un estado de conexión contigo mismo y con lo que te rodea absolutamente ausente de juicios y de miedos.
Tan pronto como terminaba la canción volvía a darle al play. Observaba los tejados de las casas, la gente tomando cervezas en las terrazas, las parejas de enamorados, los «relaciones públicas» de los locales del barrio tratando de convencer a los numerosos grupos de guiris que atestaban la calle de que entraran en el bar de turno… Todo me pareció maravilloso. Era como si durante esos minutos, por primera vez en muchos años, mi TOC se hubiera tomado unas completas vacaciones. Y lo que hasta ahora había sido una sensación efímera de apenas unos segundos en alguna ocasión, se convirtió aquella noche en todo un paseo de quince minutos sin ningún tipo de obsesión ni preocupación.
Este es, sin duda, un signo inequívoco de que voy por buen camino en mi búsqueda de la paz interior.
Por eso, me gustaría compartir con vosotros los pequeños consejos que trato de seguir para alcanzarla. Son acciones muy sencillas, pero que, repetidas y convertidas en hábitos, tienen el poder de cambiar la existencia de una persona al igual que la constancia de un arroyo que fluye sobre su propio caudal tiene el poder, con el paso del tiempo, de pulir las rocas. Son recomendables para todo el mundo, aunque, qué duda cabe, para nosotros, los «tocados», tienen un valor añadido.
Obviamente, estas recomendaciones no implican dejar la terapia que estés llevando a cabo con tu psicólogo ni abandonar el tratamiento farmacológico (si ese es tu caso). Aunque por sí solas tienen un inmenso poder, son medidas complementarias a lo que ya estés haciendo con tu terapeuta.
1* Conéctate con las maravillas de la naturaleza, aunque sea en un parque cercano de tu ciudad. Observa la inconmensurable belleza de un simple árbol.
2* Conéctate con la humanidad de la gente que hay a tu alrededor. Trata de observarla sin juicios. Está tan perdida como tú. Y también es capaz, como tú, de las más grandes hazañas.
3* Conecta contigo mismo. Intenta meditar de vez en cuando en un rincón ventilado y tranquilo de tu hogar. Cierra los ojos y respira, tratando de dejar que los pensamientos pasen como si fueran nubes tras las que se esconde el firmamento más bello y tranquilo que hubieras presenciado jamás.
4* Trata de parar en tu día a día regularmente para dedicar unos instantes a respirar profundamente. Si puedes, además, cierra los ojos. Si no, respira mientras observas las maravillas del universo a tu alrededor. Aunque el sitio donde vivas no sea el paraíso, hay pequeños milagros por descubrir muy cerca de ti. Una flor abriéndose, un pájaro polinizándola, el cielo azul o una brillante estrella.
5* Tómate «vacaciones conscientes» de tus preocupaciones. De vez en cuando, negocia contigo mismo espacios libres de obsesiones, preocupaciones y miedos, como los «espacios libres de humos» en los aeropuertos cuando todavía se permitía fumar. Eso no quiere decir que no seas consciente de que están ahí, pero es como si les dijeras: «Durante este momento —que puede ser para empezar un par de minutos para después ir subiendo paulatinamente— os voy a dejar fuera de mi mente porque este momento es para mí y solo para mí. Si no me molestáis durante mi momento, cuando acabe volveré con vosotras». Lo cierto es que cuando tomas estas «minivacaciones» y vuelves a tus obsesiones, no suelen ser tan fuertes como cuando las aparcaste, y, con el tiempo y la práctica constante, tienden a debilitarse y a aparecer cada vez más espaciadamente.
6* Conéctate con tu tarea con absoluta pasión. Entrégate cien por cien a lo que haces en el momento presente. Esta práctica es, en sí misma, una especie de meditación y probablemente una de las más poderosas que puedes llevar a cabo. Como dice el sabio, «Cuando comas, come; cuando duermas, duerme. Haz cada cosa como si fuera única porque es única».
7* Escribe sobre tu proceso, sobre tus preocupaciones y obsesiones. A menudo, escribir sobre ello nos ayuda a ver lo irracionales que son nuestras obsesiones en la mayoría de los casos y nos hace ser más fuertes la próxima vez que llamen a la puerta para no salir a abrir. Puede ser un diario personal, un blog, un cuaderno de notas, hojas de papel sueltas o servilletas. Puedes escribir y después tirarlo. Pero te recomiendo guardar lo que escribas, pues podría serte de gran ayuda en el futuro. Cuando he tenido épocas malas recientemente, me ha ayudado mucho releer entradas antiguas de mi blog y he podido, así, apreciar y celebrar mi evolución, aun cuando no estaba en mis mejores días. Si además de escribirlo lo compartes con otros, no solo podrá ayudarte a ti, sino también a los muchos «tocados» que estén pasando exactamente por lo mismo que tú.
Por favor, escribid en comentarios si hay alguna medida que sigáis vosotros en vuestra búsqueda de la paz interior, sobre todo si no está en esta lista. Puede ayudar a otros.
Gracias. Y paz (interior) para todos.
Publicado por Adrián a las 04:57. 3 comentarios:
Tocadadelala dijo… Muy chulos tus consejos, Adri. Yo añadiría uno más del que has hablado en otras ocasiones: la aceptación. Como dice aquella oración: «Dios mío, humildemente te pido serenidad para aceptar lo que no puedo cambiar; valor para cambiar lo que puedo y debo cambiar; y sabiduría para saber distinguir lo uno de lo otro…». A mí, discernir la diferencia y actuar en consecuencia me suele ayudar a alcanzar la paz interior. He dicho.
Toctoc31 dijo… ¡¡Buen consejo, Bea!! El consejo número 9 creo que sería el perdón. No concibo la paz interior sin haber perdonado. El perdón libera tanto a la persona que lo concede como a la que lo recibe, por lo que sus efectos se duplican cuando uno lo practica con uno mismo. Además, te libera de las cadenas del pasado conectándote (usando las palabras de Adri) con el momento presente, y la verdadera libertad siempre lleva a la paz interior.
Tocadoyhundido dijo… Muy completo el post, Adrián! Y geniales los comentarios, chicos!! He tenido que darle muchas vueltas, pero yo añadiría que un punto clave para alcanzar la paz interior (el número 10) es la gratitud. Entrenarte en apreciar lo que tienes y en dar las gracias por cada pequeño regalo que recibes diariamente ayuda a valorar cada uno de los milagros que componen nuestra vida. Y eso es, sin duda, un camino directo a la paz interior, ¿no?