CIERRE DE ONCE
No le conocí lo suficiente pero sí lo necesario para sentir una energía especial que transmitía. Hombre con carisma, anécdotas mil y una sensibilidad que hacían de él alguien difícil de olvidar con tan solo una vez. Una esencia vitalicia, una estela difícilmente borrable. Mil y una veces escuché anécdotas sobre él y mil y una veces me sonreí. Pues en este caso, ni languideciendo: genio y figura, y lo que sigue.
Cuentan de esas mil anécdotas que lucía con orgullo por Gavá, su ciudad no natal pero de adopción y de largo, el escudo del Real Madrid en su chaqueta. Era de oro, dicen unos; solo un pin, cuentan otros. Pero sin complejos: en plena Cataluña soy de quien me da la gana, como si es del Filipinas Fútbol Club. Complejo, ninguno. Orgullo, mucho. Pues don Santiago Bernabéu era vecino de su Almansa natal y su corazón vestía blanco para los menesteres futbolísticos. En plena Barcelona. Y con un par.
Emigró muy joven desde esa Mancha Manchega de vino y torta en busca de un futuro mejor. Siempre junto a Carmen, su Carmen, a la que veneró hasta el día de su muerte. Recuerdo a ésta soplar 90 primaveras y Ángel, que es a quien me refiero con estas humildes, llanas y esdrújulas palabras, recitar a su amada unos bonitos versos en los que le decía que tantos años después era la mujer de su vida y con quien se volvería a casar. Se emocionó y lloró, los hombres lloran. Los hombres del Real Madrid en Gavá lloran. Los hombres del Real Madrid en Gavá enamorados de la mujer que lo hizo hombre por siempre, lloran.
Pero quizá la anécdota que siempre, siempre, irá ligada a su nombre en mi mente es el resultado de una partida de dominó en el que hizo un cierre de once puntos. Ese resultado plasmado en un papel le acompañó en su cartera 30 años o más. Yo hubiese hecho lo mismo, menudo cierre, mi máximo está en siete. Y en familia, como a él le gustaba estar, pues el compañero en ese cierre de once mítico de este hombre del Madrid en Gavá fue su sobrino Antonio; si no éste sería seguro su inseparable hermano, del mismo nombre. Dos hermanos para dos hermanas dieron fruto a una familia especial manchego-catalana que hoy despide al que ha sido su cabeza durante más de sesenta años.