Teniendo un hermano mayor tienes la posibilidad de ver el futuro. Vive las cosas y las etapas antes que una, lo que hace poder tener una experiencia previa de qué hacer y qué no hacer. Y de lo que nuestros padres están dispuestos a permitir. Va abriendo puertas, abriendo camino, marcando los puntos de partida y de seguimiento. Eso tiene un tremendo valor para una que no partió desde cero, sino de lo que su hermano mayor le permitió observar.

El hermano mayor es el héroe, todo lo hace bien. Es más fuerte que una y tiene un criterio acertado. Lo ves terminar el colegio, luego al instituto, luego estudiar Industriales y, finalmente, y fruto de todo su esfuerzo y sacrificio, trabajar como un auténtico profesional y con buen puesto. Y una, orgullosa de su héroe hermano mayor, presume de lo que hace y lo bien que lo hace. Tras cada una de estas fases una piensa “jo, mi hermano qué mayor y responsable, ya está en el instituto/universidad/trabajando… De mayor quiero ser como él”. Y no es para menos pues, así de claro, mi hermano mayor es el mejor hermano mayor de todos.

Algo cabroncete de pequeño, me chinchaba porque yo me picaba. Me gastaba bromas constantemente y hacerme rabiar era por antonomasia lo que había que perfeccionar con el paso de los días. Disfrutaba el jodío. Podría decir que menudo trauma; pues no, menuda lección de vida que ahora me permite ser más fuerte y valiente. Cabroncetes chinchones a mí...

Por todo esto y mucho más hoy el protagonista de mis reflexiones es Andrés, mi hermano mayor, EL hermano mayor. Me ha enseñado a salir al mundo pero sobretodo que en esta vida siempre hay que reinventarse a base de bien ya que los problemas y dificultades solo se superan buscando una solución y con la mirada puesta en lo que viene. Admiro su forma de ser y actuar y por eso hoy, Andresillo cabroncillo de “cague Manolo” otras perlas por tu cabeza ideadas, estas líneas son para ti.

Pues la vida hará de nuestros caminos lo que considere. Pero lo que yo tengo y me quedo, que es tu compañía y nuestra infancia, no me lo arrebatará nada ni nadie.

 

Enhorabuena por tus recientes éxitos. Estoy, desde lo más profundo de mí ser, orgullosa de ti.

Reflexiones de una treintañera universitaria
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