Adiós.

Si estás leyendo esto, es porque seguramente la operación no ha sido exitosa y yo estoy muerta. Lamento no haberme despedido de ti, pero no fue mi intención irme de esta manera tan apresurada.

Te contaré. Hoy es el día en que Darío tiene nacer y me dijeron que tendrían que correr el riesgo de decidir entre la vida de mi hijo o la mía. No sé cómo explicarlo muy bien, estoy asustada y quisiera que me calmaras justo ahora. Quisiera decirte lo mucho que me importas y lo mucho que te extraño, una parte de mi corazón siempre estará contigo porque sabes que mi amor por ti fue bastante fuerte. Jamás te he olvidado y nunca lo haré.

Hace prácticamente siete años cuando nos separamos, quería decirte tantas cosas. Cosas que simplemente no te pude decir, cosas que procuré guardar en secreto por tu bien. Yo quise lo mejor para ti, pero me comporté como una tonta y egoísta, quería que fueras feliz a pesar de que tal vez pude haber sido yo tu felicidad.

Hemos pasado tantas cosas juntos que ni siquiera podría recordarlas todas, has marcado mi vida como poca gente lo ha hecho. Entraste en mi corazón como un ladrón y te llevaste todo consigo porque eras la persona más querida por mí, no imaginaba mi vida sin ti. Compartí todo contigo, lágrimas, recuerdos, felicidad e incluso una cama. Me hiciste creer en el amor, me hiciste pensar que tal vez, sólo tal vez, podría yo amar a un hombre eternamente.

Sé que hay muchas palabras en tu boca que no podrás decir. Sé que habrá miles de caricias, besos, regaños, peleas y gritos que no pudiste darme y nunca me darás. Pero como el mejor amigo que alguna vez fuiste para Óscar, necesito que lo ayudes, que lo ayudes a estar bien. No quiero que se rompa, no quiero que él sufra. Tú lo has hecho. Pero si me has amado, si una pequeña parte de tu cuerpo sigue sintiendo algo por mí, te ruego que por favor lo ayudes, porque ahora él debe estar pasando por un terrible momento. Deseo también, que veas crecer a Valentina y a Darío, y que seas su tío favorito, aquel que alguna vez amo a su madre.

Te quiero infinitamente, y prometo cuidar de nuestro hijo, así como tú cuidarás de los míos.

Con todo mi cariño…

Andy.

Algunas personas están destinadas para estar enamoradas, pero no para estar juntas.

(Carta de Andrea para Diego, minutos antes de entrar al quirófano. Leída un mes después a la media noche, y quemada bajo la llama de un encendedor.)