Las dos hermanas y el gato
Esta era una chica que vivía con la mujer de su padre y con su hermanastra. Como la madrastra quería deshacerse de ella, la llevó muy, muy lejos, a una casa abandonada, y allí la dejó. Y después de quedar abandonada, por la noche, vio que llegaba un gato, y le dio de comer lo que pudo y le dejó que durmiera allí con ella. Y ya de noche cerrada, se empezó a oír una voz:
―Gato, gatito, ¿dónde te has metido?
Dijo [el gato]:
―Estoy aquí, acostado, cenado.
―Y ¿quién te ha dormido?
De repente entró una mujer, y empezó a preguntar a la niña:
―¿De dónde sales tú?, ¿qué haces aquí?
Y contestó:
―Me han abandonado y he tenido que cobijarme aquí.
Le dijo [la mujer]:
―Te voy a ayudar. Te voy a llenar una cesta con monedas de oro, y te marcharás.
Dijo ella:
―Muy bien.
Así que le llenó la cesta, y se fue, [La niña] llegó a casa.
―Pero ¿estás aquí otra vez?
―Mira, te traigo oro.
―¿Oro?, ¿de dónde traes tú oro? Dime de dónde lo has traído, que lo va a traer también mi hija.
Y dijo la niña:
―Vale.
Llevó a la hermanastra a la casa abandonada y le explicó todo lo que tenía que hacer:
―Quédate en esta habitación. Luego va a llegar un gato. Cuando llegue, tienes que darle de comer.
Se hizo de noche y el gato empezó a maullar. Pero la hermanastra no le dio de comer, sino que cogió una cuerda, se la ató al gato al cuello, y la ató [la otra punta] a una muela de molino. Y a media noche, de pronto, se empezó a escuchar:
―Gatito, gatito, ¿dónde te has metido?
―Estoy atado.
―¿Atado? ¿Quién te ha atado?

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Y dijo la niña:
―Yo.
Y fue a abrir la puerta y dijo [a la voz]:
―Estaba maullando mucho.
De repente, vio a una mujer que le preguntó:
―¿Por dónde te empezamos?, ¿por la cabeza o por los pies?
Y respondió:
―Por la cabeza, que así no os veo.
[La mujer] dijo:
―No, te vamos a empezar por los pies, y así nosotros comemos y tú nos ves.
Y empezaron por los pies, come que te come, come que te come, come que te come, hasta que se la acabaron.
Y después de andar por aquí y por allí, me puse el calzado y se me rompió.
Alhucemas, 15 de agosto de 2002