El erizo y la hiena

Mahjouba

Iba un día el erizo con sus babuchas y su rosario andando por la calle, y se cruzó con la hiena. Y la hiena le dijo:

―Buenos días, amigo mío.

Y el erizo le contestó:

―¿Yo qué voy a ser amigo tuyo? ¿Qué tengo yo de amigo tuyo si yo soy el imán? ¿No ves que llevo babuchas y rosario?

Entonces le dijo la hiena:

―Huy, perdón, perdón.

Y le dijo el erizo:

―Mándame a tus hijos a que les explique el Corán.

La hiena le contestó:

―Tengo siete.

―Pues tráemelos. Peto no vengas a verlos todos los días porque si no, no van a concentrarse bien. Ven sólo de vez en cuando.

Cuando [la hiena se los llevó y] se marchó, el erizo se comió a todos los hijos, sólo dejó los intestinos, que reunió y metió en una olla. Luego dejó a cuatrocientas moscas entrar, las tapó, y empezaron a hacer zuuum zuuum. En esto llegó la madre, el erizo le pidió que escuchara el ruido y le dijo:

―Mira cómo estudian tus hijos.

Pasaron unos días y la hiena ya quiso ver a sus hijos. Llegó y el erizo destapó la olla y dijo:

―Mira, ahí están tus hijos.

Cuando se asomó a la olla, sólo vio moscas. El erizo echó a correr, y ella detrás de él. Pudo agarrarlo un poco de la pata. Pero se resbaló, y entonces el erizo pudo colarse en una madriguera. La hiena quiso colarse también por el agujero para pillarlo, el erizo mientras salió por otro sitio, se le puso en el culo a la hiena, y empezó a comérsela por detrás. Y la hiena entonces empezó a decir:

―Grasa, grasa para el ojo, señor erizo.

Y el erizo le respondió:

―Primero esto y luego lo otro.

Y la hiena entonces volvió a decirle:

―Grasa, grasa para el ojo, señor erizo.

Y el erizo repitió:

―Primero esto y luego lo otro.

Y así hasta que se la comió entera.

Y después de andar por aquí y por allí, me puse el calzado y se me rompió.

Alhucemas, 6 de agosto de 2002

Cuentos populares del Rif
titlepage.xhtml
sec_0001.xhtml
sec_0002.xhtml
sec_0003.xhtml
sec_0004.xhtml
sec_0005.xhtml
sec_0006.xhtml
sec_0007.xhtml
sec_0008.xhtml
sec_0009.xhtml
sec_0010.xhtml
sec_0011.xhtml
sec_0012.xhtml
sec_0013.xhtml
sec_0014.xhtml
sec_0015.xhtml
sec_0016.xhtml
sec_0017.xhtml
sec_0018.xhtml
sec_0019.xhtml
sec_0020.xhtml
sec_0021.xhtml
sec_0022.xhtml
sec_0023.xhtml
sec_0024.xhtml
sec_0025.xhtml
sec_0026.xhtml
sec_0027.xhtml
sec_0028.xhtml
sec_0029.xhtml
sec_0030.xhtml
sec_0031.xhtml
sec_0032.xhtml
sec_0033.xhtml
sec_0034.xhtml
sec_0035.xhtml
sec_0036.xhtml
sec_0037.xhtml
sec_0038.xhtml
sec_0039.xhtml
sec_0040.xhtml
sec_0041.xhtml
sec_0042.xhtml
sec_0043.xhtml
sec_0044.xhtml
sec_0045.xhtml
sec_0046.xhtml
sec_0047.xhtml
sec_0048.xhtml
sec_0049.xhtml
sec_0050.xhtml
sec_0051.xhtml
sec_0052.xhtml
sec_0053.xhtml
sec_0054.xhtml
sec_0055.xhtml
sec_0056.xhtml
sec_0057.xhtml
sec_0058.xhtml
sec_0059.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_000.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_001.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_002.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_003.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_004.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_005.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_006.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_007.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_008.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_009.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_010.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_011.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_012.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_013.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_014.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_015.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_016.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_017.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_018.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_019.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_020.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_021.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_022.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_023.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_024.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_025.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_026.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_027.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_028.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_029.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_030.xhtml