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Querido Johann:

Te escribo desde la estafeta de Redach, donde me ocupo de tramitar un encargo y desde donde mañana proseguiré mi viaje a Leipzig. Es una alegría poder ausentarme un tiempo de Núremberg, donde me siento aislado del mundo. Como ya sabrás, encontré allí con mucho esfuerzo una plaza de ayudante del médico municipal y debo considerarme afortunado de poder desempeñar ese modesto trabajo.

Ahora, el destino ha querido que un hombre importante y con influencias, al que tal vez conozcas, se haya interesado por mis facultades y se haya ofrecido a tomarme a su servicio. Nada más lejos de mi intención que dudar de la honorabilidad del ofrecimiento. Sin embargo, puesto que las fatigas para conseguir el modesto puesto que actualmente desempeño fueron considerables, albergo cierta precaución ante la perspectiva de arriesgarlo por un futuro incierto. Por eso quería pedirte alguna información sobre la persona que podría ser mi futuro patrono, en la medida en que la conozcas.

Las circunstancias son, en pocas palabras, las siguientes: el consejero judicial Di Tassi, de la Cámara Imperial de Wetzlar, se presentó hace unos días en Núremberg para investigar el caso de una quiebra fraudulenta. Puesto que también había que emitir un dictamen sobre una defunción, fui requerido en calidad de médico y, en lo sucesivo, para ofrecer mi opinión sobre distintos aspectos médicos y de otra índole relacionados con el asunto. Por lo visto, ahora es necesario acometer una investigación de mayor envergadura, a la cual, como ya te he comentado, debo contribuir y para lo cual estoy obligado a dejar previamente mi puesto en Núremberg.

Por consiguiente, querido Johann, antes de dar ningún paso, desearía preguntarte si me aconsejas entrar al servicio del mencionado consejero judicial Di Tassi. En todo caso, seguramente es un honor estar a las órdenes de un representante de la intachable Cámara Imperial y, de este modo, ser ascendido de simple ayudante a consejero médico confidencial. No obstante, tu parecer será bienvenido, puesto que tú conoces mejor que yo el mundo de las autoridades, los títulos y los ingresos ligados a ello, y te estaré profundamente agradecido.

Te envío esta nota a través de un mensajero privado, que ya ha recibido el pago por trasladarme tu respuesta. Te ruego encarecidamente que no confíes tu misiva de respuesta al correo ordinario, sino única y exclusivamente al mensajero privado. Me resultaría sumamente enojoso que, por un descuido, un tercero se enterara de mis pesquisas, basadas únicamente en una prudencia personal. Asimismo, te ruego que me envíes la respuesta a Leipzig, al hotel de Saxe, puesto que de ese modo recibiré tus comentarios antes de regresar a Núremberg y podré madurar mi decisión.

Gracias de antemano por tu ayuda y recibe mis más cordiales saludos.

Tuyo,

NICOLAI