… en el caso de una isla, o de un país rodeado en parte por barreras, en que formas nuevas y mejor adaptadas no podrían entrar a su antojo, deberíamos tener lugares en la economía de la naturaleza que se poblarían mejor si los habitantes originales se modificaran de alguna manera, pues si la zona hubiera estado abierta a la inmigración, los intrusos se habrían apoderado de esos mismos lugares. En tales casos, leves modificaciones, que en ningún caso favorecieran a los individuos de ninguna especie, consistentes en adaptarlos mejor a sus condiciones alteradas, tenderían a conservarse, y la selección natural tendría campo libre para progresar.
Charles Darwin,
El origen de las especies, 1859.