Mi esposa y yo íbamos en coche por el lado sudeste del lago, entre Dores y Foyers. El día estaba nublado, eran tal vez las cuatro de la tarde, cuando vimos a un animal enorme, que se deslizaba sobre la carretera unos doscientos metros delante de nosotros. El cuerpo mediría un metro y medio de altura, y calculé su longitud entre siete y nueve metros. Su color podría denominarse gris elefante oscuro. No vimos la cola, pero más tarde llegamos a la conclusión de que la cola debía de estar enrollada a su lado. No se movía como los reptiles, sino que su cuerpo cruzaba la carretera a sacudidas. Aunque aceleré en su dirección, había desaparecido cuando llegamos al lugar.
Señor F. T. G.
Spicer,
Londres, 22 de julio de 1933