Capitulo 14

Miércoles, 4 de agosto de 1999; 10:52 PM

Red Hook, Brooklyn

Ciudad de Nueva York

Ramona golpeó suavemente la puerta de acero del apartamento. A continuación, examinó ambos lados del pasillo y escuchó. ¿Abriría Khalil la puerta? ¿Estaría en casa? ¿Se habría mudado alguien más a ese lugar? ¿Qué habría dicho antes de irse, la pasada noche? Se mordió los nudillos y esperó. ¿Qué era ese ruido que oía debajo? ¿Pasos?

—¿Quién es? —afortunadamente, era la voz de Khalil.

—Soy yo.

Oyó el sonido de cerrojos descorriéndose. Khalil abrió ligeramente la puerta y la miró por el espacio que dejaba la cadena. Asintió y la dejó entrar.

—Tienes buen aspecto —dijo—. Sobre la nevera hay un juego de llaves para ti. Están las de todas las puertas, excepto la del cerrojo del lugar en donde dormimos. Si quieres dormir allí, tendrás que llegar antes de que cierre la puerta.

Khalil miró el fajo de papeles que sostenía entre sus manos, dio media vuelta y se sentó ante un escritorio de mala calidad, situado junto a las ventanas negras.

—¿Tienes algún contacto bueno en la Camarilla? —preguntó, abriendo un cajón de archivos.

—No —Ramona le siguió hasta el escalón—. Mi banda intentó mantenerse alejada de todo eso.

—¿Sabes dónde puedo encontrar a alguien de la Camarilla? —ella sacudió la cabeza—. ¿Elíseo?

Ramona lo ignoraba.

—¿Territorio de la Camarilla? ¿Bares de la Camarilla? —Khalil golpeó con las uñas el escritorio.

Te dije a dónde tenías que ir.

—Simplemente estoy comprobando todas las opciones disponibles —respondió en voz alta. Ramona asintió a modo de respuesta. Khalil volvió a hablar, esta vez dirigiéndose a ella—: Voy a salir esta noche para buscar jugadores; alguien con quien podamos negociar. Ven conmigo.

Los ojos de la Gangrel se deslizaron lentamente hacia el sofá. La mujer encadenada estaba sentada en silencio, escuchándolos. Khalil se aclaró la garganta.

—Aquí estará bien. En realidad, estará más segura. A los de la Camarilla no les gustan los Setitas... en absoluto. Sin embargo, tú les gustarás...

Y con esa confusa advertencia, apremió a Ramona para que volviera a salir por la puerta.