El hombre más rápido del ejército
de la Unión
Mi bisabuelo, John Jones, era un chico de piernas largas y ojos azules de Green City, Missouri. Cuando estalló la guerra civil tenía sólo veinte años. Habló con su madre y le dijo que estaba en contra de la esclavitud y que no deseaba que la Unión se deshiciera. Ella le dio permiso para que se alistara en el regimiento número 18 de Voluntarios de Missouri. Su unidad participó en algunas de las batallas más terribles de la guerra.
En una ocasión, dieron orden a su regimiento para que custodiase una vía férrea. Cavaron unas trincheras alrededor de la vía y a la mañana siguiente temprano un batallón de caballería confederado cargó contra su posición. Se mantuvieron firmes hasta agotar las municiones. John Jones vio al enemigo avanzar por el terraplén y a los soldados de la Unión salir a rastras de las trincheras de la primera línea para levantarse y acabar decapitados por los sables de la caballería confederada. Él también se puso en pie y comenzó a correr. Oyó a varios soldados sureños gritar: «Ese yanqui es mío». Miró por encima del hombro y, efectivamente, varios jinetes se dirigían hacia él a galope tendido. Pensó para sus adentros: «Si Dios me dio estas piernas largas fue precisamente para usarlas en este momento». Sabía que estaba corriendo para salvar su vida y, sin saber cómo, logró mantenerse por delante de los jinetes que le perseguían. Vio un bosquecillo, se lanzó hacia él y lo atravesó corriendo hasta el otro extremo. Los caballos tuvieron que aminorar la marcha al llegar a los arbustos, y John Jones consiguió huir.
Los soldados que sobrevivieron a la batalla dijeron luego que nunca habían visto a un hombre correr más deprisa que un caballo.
MICHAEL KURETICH
Glendale, California