Mil dólares

Vine a Los Ángeles con la idea de trabajar en el mundo del espectáculo. Empecé como actriz y, a partir de ahí, emprendí mi carrera descendente. Estaba convencida de que la fortuna me sonreiría y de que regresaría a casa rica y famosa para, por fin, ser la niña de los ojos de mi padre. Fracasé estrepitosamente. Uno de mis proyectos me llevó a trabajar como recepcionista en una agencia artística y literaria. Mi intención era llegar a ser agente artística y conseguir que el agente literario para el que trabajaba lograra vender mi guión. Aquel trabajo apenas cubrió mis gastos.

Durante mi primer año entre la farándula viví a costa de mis tarjetas de crédito. Confiaba en que tan pronto vendiera mi guión no tendría que preocuparme más por el dinero. El segundo año en la agencia fue aún peor. Había fundido mis tarjetas de crédito. Cada mes sufría para pagar el alquiler, los recibos y el carísimo seguro del coche. Cada vez me retrasaba más y más en los pagos. La táctica de pagar un mes y saltarme el siguiente no estaba dando los frutos apetecidos. Para empeorar las cosas, me dieron un mes de plazo para dejar la casa. El sencillo trabajo de recepcionista acabó siendo más exigente de lo que me habían dicho. Tuve que quedarme muchas noches para poner al día la enorme cantidad de trabajo que se me acumulaba: clasificar fotografías e historiales, ordenar los archivos, escribir cartas, sin llegar a aprender nada sobre el oficio de agente artístico. Los fines de semanas los pasaba trabajando con otros compañeros de fatigas. Pero, a pesar de todo, tenía mi guión para depositar en él toda mi confianza. El agente literario pensaba que era agudo y gracioso y yo estaba segura de que, una vez vendido, toda esta lucha habría merecido la pena. Sería un éxito.

En casa de mis padres la falta de dinero siempre había sido el eje de nuestras vidas. Tenía la impresión de que cada día acababa con una pelea por las facturas de la compra, mis aparatos para los dientes, la ropa del colegio, los campamentos y los uniformes de niña exploradora. Cuando dejé de ser una adolescente, las discusiones se desplazaron hacia el tema de las averías del coche viejo, los gastos de mi universidad, los viajes que hacía a Los Ángeles y mis llamadas de teléfono. Aunque a medida que crecía mi padre había dejado de pegarme, todavía me seguía lanzando aquellas miradas asesinas. Eran más dolorosas que las bofetadas con las que antes me metía en vereda. Mi padre había llegado a este país sin un céntimo y con una esposa impedida. Mi madre era una responsabilidad que mi padre había prometido asumir durante toda su vida ante el gobierno norteamericano. Incluso llegó a firmar un contrato para garantizarlo.

Yo estaba cada vez más desesperada por la falta de dinero y, obviamente, no podía acudir a mi padre en busca de ayuda. Él nunca aprobó ninguna de las decisiones que yo había tomado en mi vida. Pero no tenía otros parientes a los que acudir. Todos mis amigos de Los Ángeles me habían abandonado, bien porque decidieron volver a sus casas, bien porque les asustaba estar cerca de alguien tan inútil como yo. Pensé en tirarme por la ventana de mi oficina. Empecé a soñar con robar bancos y a personas mayores. Tenía en mente la cantidad de dinero que necesitaba para alejar mis preocupaciones. Con diez mil dólares sería perfecto, con mil podría empezar a levantar cabeza. En muchas ciudades existe una prensa gratuita que vive de explotar el lado oscuro de la gente. Se anuncian prostitutas y se publican ofertas de empleo para actrices porno. Había un anuncio que ofrecía unos suculentos mil dólares y llamé por teléfono.

Me contestó un hombre. Hablaba despreocupadamente pero enseguida fue al grano. Empezó haciéndome las típicas preguntas sobre mi estatura y peso, para pasar a otras más directas y personales sobre qué actos sexuales me gustaba realizar y cuáles no. Todo aquello me resultaba tan extraño… Yo tenía entonces veintiséis años. Me había teñido el pelo de castaño a rubio y me mantenía delgada y con buena planta a base de fumar cigarrillos constantemente. En aquella época creía en Dios pero no en el Mal. Me puse nerviosa al teléfono. Precisamente lo que pretendía evitar. El hombre debió de notar el nerviosismo en mi voz. Inmediatamente me empezó a hablar de cómo podría ganar hasta diez mil dólares a la semana. Con diez mil dólares podría pagar todas mis deudas, el coche y volver a respirar. Esa tarde debía acudir a un motel cercano para una prueba como actriz principal en una película porno.

El hombre me dijo que el protagonista era muy atractivo. La estrella, lejos de ser un hombre atractivo, resultó ser un tipo bajo, de piel oscura y pelo largo y rizado, con un rostro vulgar. Le saludé estrechándole la mano antes de entrar en la habitación del motel.

Me dijo que me desnudase y obedecí. Me dio instrucciones de cómo quería que actuase y de cómo debía dar gritos de placer y seguí sus indicaciones. Recuerdo haber mirado al techo y haber visto un gran espejo. Estaba realmente guapa. Nunca me había visto así, desnuda. En algún momento, entre lo del espejo y otro acto sexual, tuve que salir a vomitar. Me excusé para ir al baño. Cuando volví, terminamos la escena. El tipo golpeó la pared con el puño y dijo: «Ya hemos terminado aquí». Una vez fuera, me dijo que «ya me avisaría».

Cuando volví a casa me di un baño caliente y me restregué hasta quitarme a aquel hombre de mi cuerpo. Me puse a llorar, pero debía recuperarme deprisa para llegar a otra entrevista. En esa ocasión no pasé de hablar del asunto. No podía hacer una película porno. No podía soportar lo que acababa de hacer. Fui a cenar con mi segundo entrevistador, que resultó ser un hombre muy agradable, a pesar de ser director de películas porno. Me dijo que me habían engañado. Más tarde, acabé en la cama con él. Después de todo, ¿quién era yo para negarme?

De alguna manera logré llegar a fin de mes sin los mil dólares. Me fui a vivir con una compañera. Dejé de salir con hombres. Cada noche comía y vomitaba las chocolatinas que mi nueva compañera dejaba sobre la mesa. Me corté bastante el pelo y me lo teñí de castaño oscuro. A pesar de todo, seguí con mi vida normal. Nunca volví a pensar en aquello. Ocurrió y ya era cosa del pasado. Podía haber sido peor.

El mes siguiente fui a casa de mis padres para celebrar un cumpleaños. Mi madre había perdido el amor de su marido y siempre le había gustado enfrentarnos a mi padre y a mí. Me dijo que hacía cosa de un mes habían recibido inesperadamente una cantidad de dinero. Mil dólares. Mi madre le había dicho a mi padre que me los diera, pero él se había negado. Me dio un ataque. Salí corriendo al patio trasero, me senté en la hierba y lloré. Lloré sin sentido y sin consuelo. Mis padres me observaban detrás de la tela metálica de la puerta de la cocina. Me llamaban y me pedían que entrase. Pero yo no podía moverme ni ellos hicieron ademán de acercarse. Al cabo de un rato me levanté y, sin despedirme, conduje hasta casa.

I. Z.

Los Ángeles, California

Creía que mi padre era Dios
cubierta.xhtml
sinopsis.xhtml
titulo.xhtml
info.xhtml
Section0001.html
Section0002.html
Section0003.html
Section0004.html
Section0005.html
Section0006.html
Section0007.html
Section0008.html
Section0009.html
Section0010.html
Section0011.html
Section0012.html
Section0013.html
Section0014.html
Section0015.html
Section0016.html
Section0017.html
Section0018.html
Section0019.html
Section0020.html
Section0021.html
Section0022.html
Section0023.html
Section0024.html
Section0025.html
Section0026.html
Section0027.html
Section0028.html
Section0029.html
Section0030.html
Section0031.html
Section0032.html
Section0033.html
Section0034.html
Section0035.html
Section0036.html
Section0037.html
Section0038.html
Section0039.html
Section0040.html
Section0041.html
Section0042.html
Section0043.html
Section0044.html
Section0045.html
Section0046.html
Section0047.html
Section0048.html
Section0049.html
Section0050.html
Section0051.html
Section0052.html
Section0053.html
Section0054.html
Section0055.html
Section0056.html
Section0057.html
Section0058.html
Section0059.html
Section0060.html
Section0061.html
Section0062.html
Section0063.html
Section0064.html
Section0065.html
Section0066.html
Section0067.html
Section0068.html
Section0069.html
Section0070.html
Section0071.html
Section0072.html
Section0073.html
Section0074.html
Section0075.html
Section0076.html
Section0077.html
Section0078.html
Section0079.html
Section0080.html
Section0081.html
Section0082.html
Section0083.html
Section0084.html
Section0085.html
Section0086.html
Section0087.html
Section0088.html
Section0089.html
Section0090.html
Section0091.html
Section0092.html
Section0093.html
Section0094.html
Section0095.html
Section0096.html
Section0097.html
Section0098.html
Section0099.html
Section0100.html
Section0101.html
Section0102.html
Section0103.html
Section0104.html
Section0105.html
Section0106.html
Section0107.html
Section0108.html
Section0109.html
Section0110.html
Section0111.html
Section0112.html
Section0113.html
Section0114.html
Section0115.html
Section0116.html
Section0117.html
Section0118.html
Section0119.html
Section0120.html
Section0121.html
Section0122.html
Section0123.html
Section0124.html
Section0125.html
Section0126.html
Section0127.html
Section0128.html
Section0129.html
Section0130.html
Section0131.html
Section0132.html
Section0133.html
Section0134.html
Section0135.html
Section0136.html
Section0137.html
Section0138.html
Section0139.html
Section0140.html
Section0141.html
Section0142.html
Section0143.html
Section0144.html
Section0145.html
Section0146.html
Section0147.html
Section0148.html
Section0149.html
Section0150.html
Section0151.html
Section0152.html
Section0153.html
Section0154.html
Section0155.html
Section0156.html
Section0157.html
Section0158.html
Section0159.html
Section0160.html
Section0161.html
Section0162.html
Section0163.html
Section0164.html
Section0165.html
Section0166.html
Section0167.html
Section0168.html
Section0169.html
Section0170.html
Section0171.html
Section0172.html
Section0173.html
Section0174.html
Section0175.html
Section0176.html
Section0177.html
Section0178.html
Section0179.html
Section0180.html
Section0181.html
Section0182.html
Section0183.html
Section0184.html
Section0185.html
Section0186.html
Section0187.html
Section0188.html
Section0189.html
Section0190.html
Section0191.html
autor.xhtml
notas.xhtml