ASÍ, no soy culpable sino de simple y puro libertinaje, tal como lo practican todos los hombres, más o menos en función de su mayor o menor temperamento, o de la inclinación que pueden haber recibido de la naturaleza. Cada uno tiene sus defectos, no comparemos: tal vez mis verdugos no ganarían con el paralelismo.
Sí, soy un libertino, lo confieso: he concebido todo lo que se puede concebir en este terreno, pero ni lo ni un asesino.
Carta de Donatien de Sade a su esposa Pélagie, fechada el 20 de febrero de 1781.
Es muy agradable escandalizar […]. He de confesaros, señores, que es una de mis voluptuosidades secretas…
Marqués de Sade, La filosofía en el tocador.