Miranda
Las gradas del campo de fútbol están completamente llenas, el equipo de fútbol de mis hermanos juegan la semifinal y todos están vueltos locos, hasta Max.
Jamás imaginé que podría apasionarse tanto con el fútbol, aún no contamos nada sobre nuestros planes y tampoco he hablado con Sergio.
Llevamos semanas planeando como les diremos a mis papás y concordamos que hoy es un buen día. El partido está a favor de nosotros sin embargo no puedo dejar de pensar en lo que me ha dicho la ginecóloga esta mañana.
<<Podrías estar embarazada>>
Confieso que ha sido una estupidez de mí parte no tomarme la píldora, pero vamos, solo fue una ocasión.
Creí que no tendría ninguna consecuencia.
Volteo a ver a Max, está tan tranquilo y a gusto a pesar de llevar tres semanas sin saber de sus padres.
Él ha estado viajando a Málaga para ver como va la construcción de su hotel así que hemos estado comunicados vía Skype, hasta hace tres días que ha estado aquí y estamos juntos todo el tiempo.
Besa mi mejilla y sonrío.
El pensar en nosotros, casados, y con un bebé me hace tener náuseas. De inmediato se percata y se preocupa.
—¿Estás bien?
—Sí, hace mucho calor.
—¿Quieres agua? Voy por ella.
—Sí, gracias.
No, no puedo estar embarazada. Tendría que aplazar mis estudios y es algo que, en definitiva me niego a hacer.