Maximiliano

Camino decidido por el pasillo y toco el timbre, suspiro y espero.

Cuando Ariana me ve se sorprende y me abraza.

—Amor, no te esperaba. ¿Por qué no me dijiste que venías?

Me toma de la mano y entramos a su casa, está tan emocionada de verme que no sé cómo le voy a decir que he venido a terminar con nuestra relación.

Me ofrece una copa y me niego, necesito hacerlo sobrio y bien.

Me siento en el sofá y después de minutos se une a mí, agarra mi mano y se acerca demasiado.

—Ari… —me alejo y sabe que algo anda mal—, no estoy aquí para lo que estás pensando.

—¿Entonces?

—Quiero que hablemos.

—¿Sobre qué?

—Sobre nosotros.

—Ya tengo fecha para la boda y…

—No, no, no. Es completamente distinto a todo.

—Entonces habla, yo te escucho mi amor.

Suspiro y preparo.

—Cuando me fui a España nunca creí que iba a vivir lo que ahora vivo. Cuando me fui de aquí tenía claro que quería estar contigo.

—Amor, sabes que yo también y te amo muchísimo.

—Espera, déjame continuar —vuelvo a suspirar y me cubro la cara, no creí que fuera tan difícil—. Era un hombre completamente distinto al que soy ahora y eso se lo debo a una persona en especial, esa personita me ha hecho darme cuenta que toda mi vida he estado equivocado en cuanto a mí, no sabía que me gustaba el queso fundido, yo odiaba el queso fundido y ahora lo amo… como la amo a ella.

Trato de soltarlo de la manera menos cruel posible, su cara es un poema y sus ojos color miel se llenan de lágrimas.

Mierda, le estoy rompiendo el corazón pero sabía que en esta situación alguien terminaría así.

—No… es una broma ¿no es así? Dímelo por favor, es una tontería Max.

—No, todo es verdad. Ella le dio ese color a mí vida que faltaba, me siento pleno y vivo.

—¿Eso quiere decir que conmigo no? ¿Y todos estos años? ¿No piensas en eso?

—Claro que pienso en eso de lo contrario no estaría aquí explicándote lo que siento, los años contigo fueron buenos pero nunca dejé de sentir que algo me faltaba.

—¡Íbamos a casarnos! —grita.

—Cálmate Ari.

—¿Cómo me pides que me calme? ¡Estás terminando conmigo por una zorra!

—Modera tu lenguaje, ella no es ninguna zorra por favor respétala.

—Es el colmo Max, te desconozco. Tienes razón, eres otro desde que te largaste a ese maldito lugar, esa tipa sólo te va a herir, te dejará en la ruina seguro es una maldita oportunista.

Está pasando lo que me temía, todo se está saliendo de control.

—Vamos a calmarnos Ari, estoy aquí para que terminemos bien…

—Me estás diciendo que te enamoraste de otra ¿cómo me pides que me calme si sabes que mi vida eres tú? Sabes lo emocionada que estaba por nuestra boda ¿Por qué me haces esto?

—Yo no lo pedí, simplemente pasó.

Baja la mirada y una lágrima cae en su pierna.

—Seguro te embrujó o algo peor.

Sí, Miranda me embrujó con su mirada.

—Puede ser.

—¿Quién es? Quiero saber el nombre de la maldita perra que me robó tu amor.

—Ella no te robó nada Ariana comprende, fui yo quien siempre la buscó, yo insistí en algo más, ella no quería y la convencí.

Estrella su palma en mi mejilla, sé que no debí decirle eso pero no puedo permitir que siga insultándola mientras ella lucha por su vida por mi culpa.

—Eres un imbécil, y yo aquí como idiota organizando nuestra boda y tú siendo infiel.

Se pone de pie y voy tras ella, trato de calmarla pero me golpea el pecho y llora.

La abrazo pero noto que poco a poco va perdiendo fuerza y deja de llorar.

Se ha desmayado.

«Hasta donde he llegado»

Le he hecho daño de una manera tan cruel que me siento un hijo de puta, pero no puedo con lo que siento por Miranda, eso es más que un sentimiento y rebasa todos los límites.

La cargo entre mis brazos y la acuesto en el sillón, busco el número de un doctor y le pido que venga.

Mientras espero voy a la cocina por un vaso de agua para cuando despierte.

Pasan los minutos y sigue inconsciente, esto me pone nervioso y le doy palmadas en sus mejillas.

Se queja y comienza a moverse.

El timbre suena y corro a abrirle a doctor, comienza a revisarla y ella en ningún momento deja de llorar.

Sabe que ha llegado el fin de lo nuestro, lo que me preocupa es cuánto va a tardar en asimilarlo.

—Se le bajó la presión, con un poco de reposo y sin ninguna alteración estará mejor.

—Bien, yo me encargaré de que así sea. Gracias doctor.

Lo acompaño a la puerta y le pago sus honorarios.

Dudo en regresar e irme de una buena vez, al final regreso pues me vería muy patán si me voy y la dejo después de su desmayo. No me mira y sigue llorando, me arrodillo a su lado y cojo su mano.

—¿Por qué Max? —susurra.

—Te juro que yo no quería causarte este dolor.

—Yo era el amor de tu vida…

Eso era lo que creía hasta que conocí a Miranda, no le digo eso porque no quiero hacerle más daño.

—Solo quiero que entiendas que esto yo no lo elegí, simplemente pasó y que no dejarás de ser una persona muy especial para mí.

—¿Y qué gano con ser especial? Te juro que no te vas a deshacer tan fácil de mí, y dile a esa perra que ni crea que tiene el camino libre, voy a luchar por ti.

—No se trata de luchar, todo se acabó entre nosotros. Lo lamento.

—Yo lo lamento mucho más, pero por ella no por mí. No voy a descansar hasta saber quién es y hacerle la vida imposible.

Niego con la cabeza y me pongo de pie.

—Nunca crecerás.

Me doy la vuelta y salgo de allí, suspiro y a pesar de todo lo que pasó dentro siento que me quito un peso de encima y que ahora soy completamente propiedad de Miranda Martínez.

Quiéreme y te daré mi vida
titlepage.xhtml
CR!4995HQ7BT96JQEVEYZJFH2W2988A_split_000.html
CR!4995HQ7BT96JQEVEYZJFH2W2988A_split_000_split1.html
CR!4995HQ7BT96JQEVEYZJFH2W2988A_split_000_split2.html
CR!4995HQ7BT96JQEVEYZJFH2W2988A_split_000_split3.html
CR!4995HQ7BT96JQEVEYZJFH2W2988A_split_000_split4.html
CR!4995HQ7BT96JQEVEYZJFH2W2988A_split_000_split6.html
CR!4995HQ7BT96JQEVEYZJFH2W2988A_split_000_split7.html
CR!4995HQ7BT96JQEVEYZJFH2W2988A_split_000_split8.html
CR!4995HQ7BT96JQEVEYZJFH2W2988A_split_000_split9.html
CR!4995HQ7BT96JQEVEYZJFH2W2988A_split_000_split10.html
CR!4995HQ7BT96JQEVEYZJFH2W2988A_split_000_split11.html
CR!4995HQ7BT96JQEVEYZJFH2W2988A_split_000_split12.html
CR!4995HQ7BT96JQEVEYZJFH2W2988A_split_000_split13.html
CR!4995HQ7BT96JQEVEYZJFH2W2988A_split_000_split14.html
CR!4995HQ7BT96JQEVEYZJFH2W2988A_split_000_split15.html
CR!4995HQ7BT96JQEVEYZJFH2W2988A_split_000_split16.html
CR!4995HQ7BT96JQEVEYZJFH2W2988A_split_000_split17.html
CR!4995HQ7BT96JQEVEYZJFH2W2988A_split_000_split18.html
CR!4995HQ7BT96JQEVEYZJFH2W2988A_split_000_split19.html
CR!4995HQ7BT96JQEVEYZJFH2W2988A_split_000_split20.html
CR!4995HQ7BT96JQEVEYZJFH2W2988A_split_000_split21.html
CR!4995HQ7BT96JQEVEYZJFH2W2988A_split_000_split22.html
CR!4995HQ7BT96JQEVEYZJFH2W2988A_split_000_split23.html
CR!4995HQ7BT96JQEVEYZJFH2W2988A_split_000_split24.html
CR!4995HQ7BT96JQEVEYZJFH2W2988A_split_000_split25.html
CR!4995HQ7BT96JQEVEYZJFH2W2988A_split_000_split26.html
CR!4995HQ7BT96JQEVEYZJFH2W2988A_split_000_split27.html
CR!4995HQ7BT96JQEVEYZJFH2W2988A_split_000_split28.html
CR!4995HQ7BT96JQEVEYZJFH2W2988A_split_000_split29.html
CR!4995HQ7BT96JQEVEYZJFH2W2988A_split_000_split30.html
CR!4995HQ7BT96JQEVEYZJFH2W2988A_split_000_split31.html
CR!4995HQ7BT96JQEVEYZJFH2W2988A_split_000_split32.html
CR!4995HQ7BT96JQEVEYZJFH2W2988A_split_000_split33.html
CR!4995HQ7BT96JQEVEYZJFH2W2988A_split_000_split34.html
CR!4995HQ7BT96JQEVEYZJFH2W2988A_split_000_split35.html
CR!4995HQ7BT96JQEVEYZJFH2W2988A_split_000_split36.html
CR!4995HQ7BT96JQEVEYZJFH2W2988A_split_000_split37.html
CR!4995HQ7BT96JQEVEYZJFH2W2988A_split_000_split38.html
CR!4995HQ7BT96JQEVEYZJFH2W2988A_split_000_split39.html
CR!4995HQ7BT96JQEVEYZJFH2W2988A_split_000_split40.html
CR!4995HQ7BT96JQEVEYZJFH2W2988A_split_000_split41.html
CR!4995HQ7BT96JQEVEYZJFH2W2988A_split_000_split42.html
CR!4995HQ7BT96JQEVEYZJFH2W2988A_split_000_split43.html
CR!4995HQ7BT96JQEVEYZJFH2W2988A_split_000_split44.html
CR!4995HQ7BT96JQEVEYZJFH2W2988A_split_000_split45.html
CR!4995HQ7BT96JQEVEYZJFH2W2988A_split_000_split46.html
CR!4995HQ7BT96JQEVEYZJFH2W2988A_split_000_split47.html
CR!4995HQ7BT96JQEVEYZJFH2W2988A_split_000_split48.html
CR!4995HQ7BT96JQEVEYZJFH2W2988A_split_000_split49.html
CR!4995HQ7BT96JQEVEYZJFH2W2988A_split_000_split50.html
CR!4995HQ7BT96JQEVEYZJFH2W2988A_split_000_split51.html
CR!4995HQ7BT96JQEVEYZJFH2W2988A_split_000_split5.html