El home marín y el pexe Nicolao
En toda la costa asturiana se ha oído hablar mucho del home marín, especie de anfibio con aspecto vagamente humano que, en los días de temporal, buscaba el refugio de las grutas costeras. El home marín salía a menudo del mar para asaltar los hórreos, las huertas y los gallineros, y sentía una extraordinaria atracción por las hembras humanas. En la playa de La Franca, no lejos de Llanes, en la Asturias oriental, hubo un home marín que se refugiaba en una gran gruta que allí existe y que salía para buscar mozas y someterlas a sus lascivos impulsos. Un día, la gente de los alrededores logró cazarlo mediante redes y lazos, y lo llevaron a Pendueles, donde lo retuvieron. El home marín se negó a comer, y la falta de agua fue resecando su cuerpo hasta que murió a los pocos días.
En toda España fue popular el pexe Nicolás o Nicolao, como se le llama en el Quijote, ponderando su destreza natatoria. Este pez Nicolao, medio hombre, medio pescado, habría nacido en la gaditana Rota, y su condición provendría de la maldición paterna, como en el caso de la muchacha asturiana llamada Serena. Su nueva naturaleza le obligaba a tener la cola siempre húmeda, por lo que debía vivir en una tina con agua de mar cuando pasaba temporadas tierra adentro. Llegó a la edad de cien años, y conocía una receta para rejuvenecer a las viejas.