31.
Hacia este tiempo, pudiera creerse que Bonaparte tuvo intenciones de atentar contra su vida. Mil jovencillos se hallan dominados por la idea del suicidio, que consideran como una prueba de superioridad. Entre los papeles que me prestó Mr. Libri se encuentra la siguiente nota: «Siempre solo en medio de los hombres, vuelvo a mis meditaciones y a entregarme a toda la vivacidad de mi melancolía. ¿Hacia qué lado se vuelve hoy? hacia el de la muerte... Si yo hubiese pasado ya sesenta años respetaría las preocupaciones de mis contemporáneos, y aguardaría con paciencia que la naturaleza concluyese su curso: pero puesto que comienzo a experimentar desgracias, y no hay placeres para mí, ¿por qué he de soportar unos días en que nada me sonríe?»
Estos son los sueños de todas las novelas; el fondo y el giro de estas ideas se encuentran en Rousseau, cuyo testo habrá alterado Bonaparte con algunas frases suyas.
He aquí un ensayó de otro género: lo copio literalmente: la educación y la sangre no deben hacer orgullosos y despreciadores a los príncipes: que se acuerden de la presteza con que iban a situarse a la puerta de un hombre que los arrojaba a su arbitrio de las cámaras de los reyes.
Fórmulas, certificados y otras cosas esenciales, relativas a mi estado actual.— Modo de pedir una licencia.
«Cuando se está en semestre y se quiere obtener una licencia de verano por razón de enfermedad, se hace que un médico de la población y un cirujano extienda una certificación antes de la época que se os designe, en que conste que el estado de vuestra salud os impide poneros en marcha para reuniros al cuerpo. Cuidareis de que la certificación esté en papel sellado con el visto bueno del juez y del comandante de la plaza. En seguida, dirigiréis un memorial al ministro de la guerra de la manera y fórmula siguiente:
En Ajaccio, el 24 de abril de 1787.
Memorial en solicitad de licencia.
Real cuerpo de Artillería. | Regimiento de la Fere. |
«El señor Napoleón Bonaparte, teniente del regimiento de artillería de la Fere | «Suplica al señor mariscal de Segur, se digne concederle una licencia de cinco meses y medio a contar desde el 16 de mayo próximo, que necesita para restablecer su salud, según la certificación del médico y cirujano que acompaña. En atención a que mis recursos son escasos, y la curación costosa, pido la gracia de que la licencia se me conceda con sueldo. Bonaparte.» |
«En seguida se envía todo al coronel del regimiento, con un sobre para el ministro, o el comisario ordenador, Mr. de Lanée, o bien para Mr. Sauquier, comisario ordenador de guerra, en la corte.»
¿Cuántos pormenores para una falsedad? Parece que se está viendo al emperador ocupada en regularizar los secuestros de los reinos, y los papeles de que se encontraba lleno su gabinete.
El estilo del joven Napoleón es declamatorio; no hay en él digno de atención nada más que la actividad, semejante a la de un vigoroso gastador, que está quitando la arena que obstruye el paso. La vista de estos trabajos precoces me recordó mis fárragos juveniles, mis Ensayos históricos, mi manuscrito de los Natchez, de cuatro mil páginas en folio, atadas con bramante; pero no pintaba en las márgenes casitas ni otros dibujos de niños, como se ven en las márgenes de los borradores de Bonaparte.
Así, pues, hay una escena anterior a la vida del emperador: un Bonaparte desconocido precede al inmenso Napoleón, el pensamiento de Bonaparte existía en el mundo antes que su persona: agitaba ya secretamente la tierra: en 1789, en el momento en que aparecía Bonaparte, se sentía algo formidable, una inquietud que nadie podía comprender. Cuando el globo se halla amenazado de alguna catástrofe, lo advierten las conmociones ocultas y el miedo se apodera de todos: aplícase el oído por la noche, y se fijan los ojos en el cielo sin saber qué es lo que va a suceder.
Paolí.
A Paolí le fue alzado el destierro que sufría en Inglaterra, por una moción de Mirabeau, en el año de 1789. Fue presentado a Luis XVI por el marqués de La Fayette, nombrado teniente general y comandante militar de la Córcega. ¿Bonaparte siguió al desterrado por quien había sido protegido, y con el cual se hallaba en correspondencia? se ha presumido así.
No tardó mucho en indisponerse con Paolí: los crímenes de las primeras turbulencias resfriaron al general, y entregó la Córcega a la Inglaterra, para librarse de la Convención. Bonaparte era en Ajaccio miembro de un club de jacobinos; formose otro club opuesto y Napoleón se vio precisado a huir. Mme. Letizia y sus hijas se refugiaron en la colonia griega de Carghese, desde donde llegaron a Marsella. José casó en esta ciudad el 1° de agosto de 1794 con la señorita Clary, hija de un rico negociante. En 1792, el ministro de la Guerra destituyó, aunque momentáneamente a Napoleón, por no haber asistido a una revista.
En el mismo año de 1792, volvemos a encontrar a Napoleón con Bourienne, en París. Privado de todo recurso, acudió a la industria: alquiló varias casas en la calle de Montholon para subarrendarlas después. Durante este tiempo la revolución iba en aumento, y llegó el 20 de junio. Bonaparte, al salir con Bourienne de casa de un fondista, calle de San Honorato, cerca del Palacio real, vio venir cinco o seis mil andrajosos que se dirigían hacia las Tullerías dando gritos, y dijo a Bourienne, «sigamos a estos tunantes,» y fue a situarse en el terraplén inmediato al agua. Cuando el rey, cuya habitación había sido invadida, se presentó en el balcón con un gorro encarnado, Bonaparte gritó con indignación: ¿Cómo se ha dejado entrar a esa canalla? era preciso barrer cuatrocientos o quinientos con el cañón, y los demás todavía estarían corriendo.»
El 20 de junio de 1792 estaba bien cerca de Bonaparte, sabéis que me paseaba en Montmorency, mientras que Barrere y Maret, buscaban como yo la soledad, aunque por distintas razones. En aquella época Napoleón se veía obligado a vender y negociar los asignados llamados Corcet. Cuando murió un almacenista de vino de la calle de Sainte-Avoye, resultó del inventario que se formó, que Napoleón debía quince francos de arrendamiento que no pudo pagar: esta miseria aumenta su grandeza. Bonaparte ha dicho en Santa Elena: «Al ruido del asaltó de las Tullerías el 10 de agosto, corrí al Carroussel en casa de Fauvelet, hermano de Bourienne; que tenía un almacén de muebles.» El hermano de Bourienne, Había hecho una especulación que llamaba almoneda nacional. Napoleón había empeñado allí su reloj; ejemplo peligroso: ¡cuántos pobres estudiantes se creerán unos napoleones por haber empeñado su reloj!
Dos folletos.
Bonaparte volvió al Mediodía de la Francia el 2 de enero, año II. Allí se encontraba antes del sitio de Tolón, y escribía dos folletos: el primero es una carta a Mateo Buttafuoco: le trata en ella indignamente, y al mismo tiempo hace un cargo a Paolí por haber puesto el poder en manos del pueblo. «Extraño error, exclama, que somete a un ignorante, a un mercenario, al hombre que por su educación, su ilustración, su nacimiento y su fortuna, ha sido el único formado para gobernar.» Aunque revolucionario, Bonaparte se muestra por donde quiera enemigo del pueblo: embargo, Masseria, presidente del club patriótico de Ajaccio, le cumplimentó por su folleto.
El 29 de julio de 1793, hizo imprimir otro folleto, La cena de Beaucaire. Bourienne presentó un manuscrito revisado por Bonaparte, pero compendiado y más en armonía con las opiniones del emperador en el momento que examinó su obra. Es un dialogo entre un marsellés y otro de Nimes, un militar y un fabricante de Montpellier. Tratábase en él del negocio del momento, del ataque de Aviñón por el ejército de Carteaux, en que Napoleón había figurado como oficial de artillería. Anuncia al marsellés que su partido será batido, porque ha cesado de adherirse a la revolución. El marsellés dice al militar, es decir, a Bonaparte: «Siempre permanecerá en la memoria de todos aquel menstruo, que era, sin embargo, uno de los principales del club: hizo machacar a un ciudadano, robó su casa y violó su esposa, después de hacerla beber un vaso de sangre de su marido. —¡Qué horror! exclamó el militar... ¿pero ese hecho es cierto? Desconfío mucho, porque ya sabéis que en el día no se cree ya en la violación...» Ligereza del último siglo que fructificaba en el helado temperamento de Bonaparte. Esta acusación de beber y de haber hecho que se bebiese sangre, ha sido reproducida varias veces. Cuando el duque de Montmorency fue decapitado en Tolosa, los hombres de armas bebieron de su sangre, para que les comunicase la virtud de un gran corazón.
Despacho de capitán.
Llegamos al sitio de Tolón: aquí puede decirse que comienza la carrera militar de Napoleón. Además de la graduación que tenía entonces en la artillería, el legajo del cardenal Fesch, contenía un documento extraño: un despacho de capitán de artillería expedido a favor de Bonaparte por Luis XVI, en 30 de agosto de 1792, veinte días después de su destronamiento ocurrido el día 10 del mismo mes. El rey fue encerrado en el Temple el 13 a los dos días del degüello de los suizos. Es aquel despacho se previene que el oficial ascendido deberá contar la antigüedad e 16 de febrero anterior.
Los desgraciados suelen ser con frecuencia, profetas; pero esta vez la previsión del mártir no entraba para nada en la futura gloria de Napoleón. En el ministerio de la Guerra existen todavía despachos en blanco firmados de antemano por Luis XVI, no había, pues más que llenar los huecos, y de esta clase seria el documento que hemos citado. Luis XVI encerrado en el Temple, en vísperas de su proceso, rodeado de su familia que se hallaba también presa, tenía que pensar en otras cosas más que en fijar la suerte de un desconocido.
La época del despacho se marca por la refrendación; esta es, Servan: Servan nombrado ministro de la Guerra el ocho de mayo de 1792, fue destituido el 13 de julio del mismo año. Dumouriez tuvo la cartera hasta el 18: Lajard ocupó el ministerio, hasta el 23 de julio, y a éste sucedió Dabancourt hasta el 10 de agosto, día en que la Asamblea nacional volvió a llamar a Servan, que presentó su dimisión el 3 de octubre. Era tan difícil contar entonces los ministerios, como lo fueron después las victorias.
El despacho de Napoleón no puede ser del primer ministerio de Servan, pues que aquel documento tiene la fecha de 30 de agosto de 1792: debe en un caso ser de su segundo ministerio. Sin embargo, existe una carta de Lajard del 12 de julio dirigida al captan de artillería Bonaparte. Explíquese esto si es posible. ¿Bonaparte adquirió aquel documento por a corrupción de algún oficial de la secretaría, por el desorden de los tiempos, o por la fraternidad revolucionaria? ¿Qué protector activaba los negocios de aquel corso? Este protector era el Supremo Hacedor: la Francia por impulso divino expidió el despacho al primer capitán de la tierra: este despacho llegó a ser legal, aun sin la firma de Luis, que dejó su cabeza con condición de queja reemplazaría la de Napoleón: juicios de la Providencia, ante los que no nos queda más recurso que levantar las manos al cielo.
Tolón.
Tolón había reconocido a Luis XVI y abierto su puerto a las escuadras inglesas. Carteaux por un lado y el general Lopoype por otro, requeridos por los representantes Freron, Barras, Ricora y Salicetti, se aproximaron a ToIón. Napoleón que acababa de servir a las órdenes de Carteaux en Aviñón, fue llamado al consejo militar, y sostuvo que era preciso apoderarse del fuerte de Murgrave, construido por los ingleses en la altura del Caire, y colocar en los dos promontorios, la Egaillete y Balaguier, baterías, que dominando con sus fuegos las dos radas, obligarían a la escuadra enemiga a abandonarlas. Todo sucedió como Napoleón había indicado: entonces se tuvo el primer presentimiento de su destino.
Madame Bourienne ha insertado algunas notas en las memorias de su marido; citaré un pasaje de ellas que nos muestra a Bonaparte al frente de Tolón.
«Observé, dice en aquella época (1795 en París) que su carácter era frio y con frecuencia sombrío, y su sonrisa falsa y como forzada: a propósito de esta observación, recuerdo que en aquella misma época, pocos días después de nuestro regreso, tuvo uno de aquellos momentos de hilaridad feroz. Nos refirió con una alegría extraordinaria, que encontrándose al frente de Tolón, en donde mandaba la artillería, un oficial de su arma y que estaba a sus ordenes, recibió la visita de su esposa, con quien se había enlazado poco tiempo hacia, y a quien amaba con ternura. Algunos días después, Bonaparte recibió orden de dirigir un nuevo ataque contra la ciudad, y el oficial fue destinado a él. So mujer se presentó al general Bonaparte, y con lágrimas en los ojos le pidió que dispensase a su marido del servicio de aquel día. El general se mantuvo insensible, según nos decía él mismo, con una feroz complacencia. Llegó el momento del ataque, y aquel oficial que siempre había dado pruebas e extraordinario valor, según decía el mismo Bonaparte, presintió su muerte, se puso pálido y tembló. Fue colocado al lado del general, y en momento que el fuego de la ciudad era más fuerte, Bonaparte le dijo: Apártate, mira que se nos acerca una bomba. El oficial, añadió, en vez de echarse a un lado se agachó, y fue dividido en dos pedazos. Bonaparte se reía a carcajadas manifestando la parte que le había sido arrebatada.»
Recuperado Tolón; se alzaron los cadalsos: ochocientas víctimas fueron reunidas en el campo de Marte, en donde se las ametralló, los comisarios se adelantaron gritando: «Que los que no hayan muerto se levanten, la república los perdona» y los heridos que se levantaban fueron asesinados. Aquella escena era tan encantadora, que se reprodujo en Lyon después del sitio.
¿Que disje? aux premiers coups du foudroyant orage:
quelque coupable encor peut-etre est echappé:
Annonce le pardon, et, par l' spoir trompé
Si quelque malhereux en tremblant se releve
Que la fondre redouble et que le fer acheve
(L. Abbé Delille)..