AGRADECIMIENTOS
No sé si lo sabes pero nuestros sueños se hacen realidad gracias a las personas que nos rodean. Yo he tenido la suerte de tener muy cerquita a gente que creyó en mí y me apoyó incondicionalmente, incluso en los momentos en los que ni yo misma estaba segura de seguir adelante.
Esta novela y todas las que escriba a lo largo de mi vida están dedicadas a esa gente que, día a día, me recarga las pilas.
Para empezar, mi compañero de viaje, Paco Rodríguez, que sufre mis interminables horas de escritura, me ayuda a vencer al miedo implacable y regala a mi vida una luz tan especial que es capaz de llenar mi camino de sonrisas.
Otra de esas personas especiales es Jara, mi amiga la poli, que se merece que la tenga en un altar de por vida por la cantidad de llamadas y preguntas que ha tenido que soportar. Mil gracias, Jarita, por ser como eres y por aguantar mis locuras.
Mucha más gente ha enriquecido mis textos y mis personajes: mi mami y mi suegra (las bases fundamentales de la querida Flor), Paula (la psicóloga de la historia) y Manolo (el filósofo de verdad), Antonio y Charito (a quienes he hecho cachitos para que estén en muchos de mis personajes), José Antonio (gerente del cementerio de Granada y una de esas personas que comparte conmigo esa bonita visión de la muerte… los recuerdos), Carlota (la supertraductora), Peque (a la que siempre agradeceré su apoyo desde mis inicios), Anita (bloguera y lectora cero de mi pequeña ninfa y de mi nueva historia), las Cármenes de Casa de Verdes, José e Isabel (mis madrileños «prefes») y, por supuestísimo, al resto de mi familia (Choni, Simba, Wibel, Fix, Edu, Concu y las supersobrinas: María, Anita y Alba).
Quiero agradecer también su tiempo y su información a Adolfo Castaño (un gran policía y una inestimable ayuda en un momento en el que andaba muy perdida), al inspector José Luis Sierra García y a Carmen Rodríguez (por guiarme en el tema del DNI falso y alejarme un poco de la ficción extrema), a Miguel Olmedo (por aclararme todas las dudas sobre los investigadores privados) y a Nuria Torres (por sus enseñanzas en derecho procesal-penal).
No puedo cerrar estos agradecimientos sin nombrar a mis queridos blogueros literarios: Sergio, Nune, Freyja, Beka, Rosa, Alex, Nico, María(s), Aida, Esperanza, Pablo… Y un montón más que siempre tendrán un rinconcito especial en mi corazón. Hacéis una labor inestimable en el mundo del libro y merecéis que toooooooooooodos vuestros sueños se hagan realidad.
Mil gracias a todos y todas de nuevo y mil gracias a ti por prestarme tus ojos a lo largo de todas estas páginas. LOS ESCRITORES NO SERÍAMOS NADA SIN LOS LECTORES.
¡¡¡Muax!!!