Capítulo VII
1 ¡Cuán hermosa es tu pasta con salsa, oh mi plato!
Mis
2 aperitivos son como joyas, artesanía de un excelente
chef. Mi copa de vino como cáliz redondo, al que no le falta el
licor; tu
3
pasta como un montón de fideos cercado de
marinara. Tus dos albóndigas son como bolas de carne que son
gemelas.
4
Tu molinillo de pimienta es como una torre de
madera; tu ensalada como pecera
en tienda de mascotas, junto a la puerta del centro comercial: tu
jarra es como la torre de Pisa, que 5
inclina hacia la izquierda. Tu queso es como
nieve sobre ti, y los palos de tu pan
6 como ajo; el chef
está retenido en la cocina. ¡Qué hermoso eres, y cuán suave, eres
tú, Oh Sagrada Comida, para la cena!
7 Tu estatura es
semejante a fuente, y la boca de pez
8 emana sucesivamente
agua. Yo dije: Subiré hasta la dueña de la casa, voy a hacer una
reserva
9
ahora mismo: ahora esperaré en el bar, hasta
que mi mesa esté lista; Y el aperitivo de mi boca es como los
mejores entremeses para mi barriga, que
10 descienden
suavemente, y hace que los labios de aquellos que tienen hambre
chasqueen. Tengo hambre, y mi camarero viene hacia mí.
11 Ven, mi cliente, salgamos al comedor;
sentémonos
12
a la mesa. Déjame sentarme en el mural de los
viñedos; déjame ver si florecen
13 las vides, donde
los suaves palitos de pan se aparecen, y la ensalada que nunca
acaba reverdece; allí te daré mi consejo. El ajo ha dado olor, Y a
las puertas hay toda suerte de frutas de plástico, nuevas y añejas,
que decoran el vestíbulo, Oh entrante mío
1 ¡Cuán hermosa es tu pasta con salsa, oh mi plato! Mis
aperitivos son como joyas, artesanía de un excelente
chef.
2
Mi copa de vino como cáliz redondo, al que no
le falta el licor; tu pasta como un montón de fideos cercado de
marinara.
3
Tus dos albóndigas son como bolas de carne que
son gemelas.
4
Tu molinillo de pimienta es como una torre de
madera; tu ensalada como pecera en tienda de mascotas, junto a la
puerta del centro comercial: tu jarra es como la torre de Pisa, que
inclina hacia la izquierda.
5 Tu queso es como nieve sobre
ti, y los palos de tu pan como ajo; el chef está retenido en la
cocina.
6
¡Qué hermoso eres, y cuán suave, eres tú, Oh
Sagrada Comida, para la cena!
7 Tu estatura es semejante a fuente, y la boca de pez emana
sucesivamente agua.
8 Yo dije: Subiré hasta la
dueña de la casa, voy a hacer una reserva ahora mismo: ahora
esperaré en el bar, hasta que mi mesa esté lista;
9 Y el aperitivo de mi boca es como los mejores entremeses
para mi barriga, que descienden suavemente, y hace que los labios
de aquellos que tienen hambre chasqueen.
10 Tengo hambre, y mi camarero viene hacia mí.
11 Ven, mi cliente, salgamos al comedor; sentémonos a la
mesa.
12
Déjame sentarme en el mural de los viñedos;
déjame ver si florecen las vides, donde los suaves palitos de pan
se aparecen, y la ensalada que nunca acaba reverdece; allí te daré
mi consejo.
13
El ajo ha dado olor, Y a las puertas hay toda
suerte de frutas de plástico, nuevas y añejas, que decoran el
vestíbulo, Oh entrante mío