Capítulo II
1 Muchos eran los Verdaderos Creyentes, y al mismo tiempo grande y absurda era la sabiduría entre ellos. 2 De cualquier manera, atended, Oh Pastafaris a este aviso, pues ignorarlo sería muy imprudente y un fastidio para el Grande y Basado-en-Trigo Proteínicamente-Esférico Creador de Todo Lo Que Existe. 3 Él ha inspirado a muchos, quienes deberán ser citados en bloque al final del libro de los ProvHierbos. 4 Los Pastafaris siempre han sido un grupo inteligente, y el Tallarinesco Grumo en el Volcán de Cerveza y la Fábrica de Strippers en el Cielo sabe que tardarían una eternidad en comprender la torpe naturaleza de poner todos los nombres junto a cada ProvHierbos, y de cómo eso mataría el efecto cómico general de esta sección del Libro Sagrado
5 Verdaderamente, grande es la sabiduría entre los inspirados Verdaderos Creyentes, y la escriba Solipsy invitó a los inspirados a formar una línea ordenada y volcar esa sabiduría, 6 pues era excesivamente controladora en exceso. 7 Después de que pasó el tiempo en que cantidad de la sabiduría se hubo reunido, la escriba lo llevó ante un Consejo de Ancianos entre los Pastafaris. 8 Entró en el Gran Salón, y sobre la mesa que tenía delante estaba la Sagrada Comida de la que ningún Pastafari rechaza otra, 9 y después hubo mucho debate irrelevante y tedioso, 10 y algunas horas más tarde, un plato con pastelitos fue traído
11 Finalmente, fue el turno de habla del escriba. "Oh Sabios, yo os presento la sabiduría de los Creyentes Pastafaris, que he reunido tal y como habéis pedido."
12 "¿Hiciste también tú comprobación de errores de ortografía?" preguntaron los ancianos a ella
13 Ella bajó la cabeza en vergüenza. "No, no lo hice." 14 Y un gran llanto llegó emitido de entre ellos, y los pastelitos fueron eliminados
15 "¡Comprueba esos documentos y tráelos de vuelta en condiciones adecuadas para que podamos ordenarlos y juzgarlos como dignos para su inclusión en nuestro Libro Sagrado!" gritaron. 16 La escriba dejó su atesorado pastelito, murmurando palabras perdidas por siempre para la historia
17 Por muchos más días y noches ella se afanó duramente, quitando a golpe de cincel los errores de ortografía y gramática, 18 y clasificando los consejos de los inspirados Pastafaris en categorías generales de modo que el Consejo pudiera mirarla con aprobación. 19 La escriba estaba determinada a que la próxima vez que llevara los textos ante el consejo, el pastelito de relleno de crema y con cobertura de chocolate helado fuera su premio
20 A su debido tiempo, estuvo convencida ella de que los Textos estaban presentables, y los sacó a la luz otra vez. 21 La misma escena de mier... ¡perdón!, diferente día. 22 Sólo que esta vez, los Ancianos miraron los corregidos ProvHierbos, declararon algunos de ellos Canon, y los ordenaron en categorías definitivas. 23 Así la escriba recibió su pastelito, y más instrucciones para finalizarlos y presentarlos a las tribus Pastafari de los Verdaderos Creyentes