ANDAR Y CORRER
SI hace poco que has empezado
a practicar el correr o la natación, no te castigues pensando
“menudo aspecto debo tener”, “creo que no voy lo suficientemente
rápido”, “hoy tengo que correr tantos kilómetros”, o “tengo que
correr aunque esté cansado”. Tómalo con calma con tu cuerpo y con
tu mente y haz lo que sientas que tienes que hacer. La mayoría de
nosotros quiere resultados al momento, pero obtener resultados de
valor requiere regularidad, sin preocuparse del tiempo. Disponemos
de mucho tiempo para cambiar, así que no te desanimes por lo que
consideras un progreso demasiado lento. A medida que te enfrasques
en el movimiento, el tiempo pasará rápido y pronto podrás comprobar
y sentir los cambios que acompañan a una acción regular realizada a
tu propio ritmo y sin presiones.
Antes de comenzar una serie regular de
ejercicios tendrías que hacerte un examen físico por un médico
cualificado, incluida una prueba de cansancio sobre una cinta
rodante. Esta prueba ayudará a determinar tu estado cardiovascular
mientras haces ejercicio. Cuando hayas escuchado la opinión del
doctor podrás empezar el programa de ejercicios con la seguridad de
que puedes realizarlo.
La técnica de correr y andar es básicamente
similar. La diferencia es que andando hay un instante en que los
dos pies están en el suelo, mientras que corriendo existe un
período de vuelo (los dos pies están en el aire al mismo tiempo).
Sin embargo, correr es, en esencia, una extensión del andar.