AL PRINCIPIO
HAY unas pocas cosas de las
que debes darte cuenta cuando empieces a estar físicamente activo
otra vez. Lo primero de todo: no trabajes muy duramente al
principio. Si estás preparado para ello, sienta bien el ejercicio
intenso, pero si te excedes en los comienzos los dolores y
molestias te pueden deprimir. Pensar en más ejercicio se te haría
inapetecible.
Si haces algo y no lo disfrutas, se produce
desarmonía y conflicto. Si vas a pasar un tiempo ejercitándote,
¿por qué no aprender a disfrutarlo a la vez que mejoras tu salud
física? Sólo debes ser regular con lo que seas capaz de practicar.
A medida que te pongas en forma y aumentes el conocimiento de ti
mismo, comprobarás que puedes trabajar más duro y por más tiempo
que antes.
Otro aspecto importante del ejercicio es
aprender a hacerlo dentro de tus límites. Quizá pienses que si
trabajas dentro de tus límites habrá poca o ninguna mejora. Pero lo
cierto es que mientras aprendes tus límites presentes, también
aprendes que es posible traspasarlos de forma gradual con el
tiempo.
Con una acción positiva y regular se dan
pequeños cambios cada día. Puede que sean tan ligeros que no los
adviertas de un día para otro. Pero es esta acumulación de pequeños
cambios sobre una base regular lo que lleva a unos resultados
naturales. Así que si quieres cambiar, hazlo siendo regular
mediante una actividad rítmica, con estiramientos y una comida
ligera y nutritiva. Y sin necesidad de torturarte, te harás más
energético, esbelto, flexible y feliz.