Estirándose
Agradecimiento del autor a las personas que
de uno u otro modo han ayudado a hacer posible esta obra:
Carlton Anderson. George Anderson. Kathryn
Anderson. Tom Anderson. Art Berglund. Arnold Bryman, Bill Buhler.
Roger Cannon. Herman Clayborn. Co-Evolution Quartely. Paul Cornish.
Lesley Creed. Tom Dunn. Tom Ferguson. Steve Garvey. Tom Gienapp.
Vince Gomez. Steve Hartt. Allen Hurst. Greg & Cathy Johnson.
Dr. Karl Klein. Mark Lomas. Rudy Meoli. Dr. lohn Pagliano. Dr. Bill
Patterson. Jim Pursell. lohn Ralston. Don Rowe. Nolan Ryan. Bill
Shepard. Rod Sherman. Ed Shipstad. Mike Simone. Bill & Ginny
Singer. Annette Smith. Dr. Ed Souter. Larry &Joyce Staab. Otto
& Judy Stowe. Del Tanner. Lou & Leanne Tramantano. Dr. Art
Ulene.
Bill Wright.
HAN TRABAJADO EN ESTA PUBLICACIÓN:
Robert A. Anderson (texto) y lean Anderson
(dibujos)
Traducción: Carmen López Moraleda.
Coordinación: Equipo Integral.
Revisión: losan.
Rediseño y compaginación: Franc Valí Soler y
Montse Vilarnau {ayudante).
Foto composición: Marta Vilardell y Amparo
Campos. Imagen: Tomás Mata.
Fotolitos: Daniel González.
Producción: Jaume Roselló.
Fotocromo portada: Tecfa.
Impresión: Gráficas Porvenir.
D.L. B-31.664-78. ISSN: 0210-0134
© 1980, by Robert A. Anderson & Jean E.
Anderson.
Publicado por acuerdo con Shelter
Publications Ine. (Bolinas. California 94924 EUA).
© Integral Edicions 1984. Entidad sin fines
lucrativos dedicada a la difusión de la ecología, salud y vida
natural
Presentación
Vivimos una época de renovado interés por el
cuerpo y los ejercicios deportivos. Se diría que tras decenios de
delegar el trabajo físico en las máquinas y especializarnos en
labores sedentarias nuestros organismos se han cansado de su
letargo y nos piden una oportunidad para volver a ser flexibles y
vigorosos.
Como la vida cotidiana no facilita
precisamente esas ocasiones, algunas personas optan por practicar
diversos deportes, acuden a gimnasios o toman clases de danza. De
esta forma el transcurso de una semana se divide para ellas en una
parte mayoritaria de pleno sedentarismo — el trabajo, el estudio— y
otra mucho más breve de movimiento. Conciliar ambas facetas se
torna cada vez más difícil en la sociedad actual.
Sin embargo, tanto quienes practican
deportes como quienes han renunciado por lo menos de forma
momentánea a los ejercicios físicos, experimentan transformaciones
en su cuerpo que les preparan para la vejez. Es fácil reconocer
tales cambios: los músculos se van contrayendo poco a poco y se
vuelven cada vez más rígidos; las articulaciones pierden
flexibilidad; la gama natural de movimientos se reduce y
probablemente empiezan a surgir molestias en la espalda u otras
zonas delicadas del organismo. No en vano se dice que “tenemos la
edad de nuestra columna”, pues el estado en que ésta se encuentre
constituye uno de los mejores indicadores del envejecimiento
corporal. Sabido es que la relajación y la elasticidad que suelen
distinguir los músculos de un niño decrece con el tiempo. Las
tensiones físicas y psíquicas se graban en ellos y limitan la
capacidad de expresión del cuerpo y de su inquilino.
¿Cómo puede detenerse o incluso invertirse
dicho proceso?
Uno de nuestros principales problemas es el
uso restringido que hacemos de nuestro potencial de consciencia. Al
practicar deportes a menudo no nos damos cuenta de la tensión que
se crea y acumula en nuestros músculos —salvo si ésta se refleja
después en dolores o agujetas— y en los momentos de descanso
tampoco solemos observar nuestra forma inadecuada de sentarnos,
estar de pie, caminar, dormir, etc. Pero además, cuando intentamos
hacer algo para compensar los efectos nocivos de tales acciones
—como puede ser yoga, estiramiento, gimnasia correctiva, etc.—, es
fácil que la preocupación por obtener resultados con rapidez
origine nuevas tensiones o bien conduzca al desánimo en breve
tiempo.
Existen pues dos condiciones previas para
recuperar la flexibilidad corporal: consciencia y constancia. En
ambas pone especial énfasis este extra, hasta el punto de que cada
página es una llamada al lector para que se observe atentamente y
trabaje de forma relajada y perseverante, sin querer sobrepasar
antes de tiempo sus límites personales ni competir con su propio
cuerpo.
Los lectores hallarán pues en las páginas
que siguen algo más que una descripción de ejercicios para estirar
y volver a acondicionar los diferentes músculos y articulaciones.
Observarán que sin cierta actitud previa, sin una auténtica
relajación, las actividades que hacemos sólo se disfrutan a medias.
Descubrirán ejercicios que darán sentido a ratos perdidos, otros
que mejorarán su rendimiento en los deportes, y, sobre todo, una
forma nueva —por lo consciente y no-violenta— de convivir con su
propio cuerpo.