47.
Hervé Joncour pasó la noche en un extremo del campamento. Nadie le habló, nadie parecía verle. Todos dormían en el suelo, junto a las hogueras. Solo había dos tiendas. Junto a una de ellas, Hervé Joncour vio el palanquín, vacío; suspendidas de las cuatro esquinas había unas pequeñas jaulas: pájaros. De los barrotes de las jaulas pendían minúsculas campanitas de oro. Sonaban, ligeras, en la brisa de la noche.