3. ¿Son visibles las estrellas durante el día?
Durante el día se encuentran sobre nuestras cabezas las mismas constelaciones que medio año atrás eran visibles de noche y que, seis meses más tarde, nuevamente embellecerán el cielo nocturno.
La atmósfera iluminada de la Tierra nos impide verlas, ya que las partículas de aire dispersan los rayos solares en mayor cantidad que la luz que nos envían las estrellas[5].
Un sencillo experimento puede hacernos ver claramente esta desaparición de las estrellas a la luz del día. En la pared lateral de un cajoncito de cartón se hacen agujeritos dispuestos en forma semejante a alguna constelación y se pega por fuera una hoja de papel blanco. El cajón se coloca en una pieza oscura y se ilumina interiormente. En la pared agujereada aparecen entonces nítidamente los agujeritos iluminados desde el interior, que son como las estrellas en el cielo nocturno. Pero, sin dejar de iluminar interiormente, basta encender en la pieza una lámpara suficientemente luminosa, para que las estrellas artificiales de la hoja de papel desaparezcan del todo, esto mismo viene a hacer la “luz del día” que apaga las estrellas.
A menudo se oye hablar de que, desde el fondo de una mina profunda, de un pozo, de una chimenea alta, etc., se pueden distinguir las estrellas durante el día. Esta versión tan extendida, apoyada en la autoridad de personas de renombre, hace poco tiempo fue sometida a comprobación, pero no resultó confirmada.
En realidad, ninguno de los autores que escribió sobre esto, desde Aristóteles en la antigüedad hasta John Herschel en el siglo XIX, observó las estrellas en estas condiciones. Todos confiaron en el testimonio de terceras personas. Sin embargo, cuán poco se puede esperar del testimonio de estos testigos presenciales, lo indica el interesante ejemplo siguiente. En un diario americano apareció un artículo relativo a la visibilidad diurna de las estrellas desde el fondo de los pozos, a la que consideraba una fantasía. Esta opinión fue refutada enérgicamente en una carta de un granjero, que afirmaba que él mismo había visto de día a Capela y a Algol desde el fondo de un silo de 20 metros de altura. El estudio demostró, sin embargo, que en la época del año indicada, a la latitud en que se encontraba la granja del observador, ninguna de las dos estrellas mencionadas se halla en el cenit, y por consiguiente, ninguna de ellas se podía ver desde el fondo del silo.
Teóricamente carece de fundamento que un pozo o una mina puedan ayudar a ver las estrellas durante el día. Como ya hemos dicho, las estrellas no son visibles de día porque están inmersas en la luz del Sol. Esta condición no cambia para los ojos, en el fondo de un pozo. En él se elimina solamente la luz lateral; pero los rayos difundidos por las partículas de las capas de aire que están encima de la boca del pozo, impedirán como antes, la visibilidad de las estrellas.
Sin embargo, como las paredes del pozo protegen la vista contra los rayos brillantes del Sol, esto puede facilitar la observación de los relucientes planetas, pero no la de las estrellas.
Las estrellas son visibles de día con el telescopio, pero de ningún modo como algunos piensan, porque miran “desde el fondo del tubo”, sino porque la refracción de los rayos en los lentes o su reflexión en los espejos, debilita mucho el brillo de la parte que se examina del cielo. Por el contrario, se aumenta el brillo de las estrellas, que se presentan en forma de puntos. En un telescopio con un objetivo de unos 7 cm de diámetro, se pueden ver de día, estrellas de primera y aun de segunda magnitud. Pero en un pozo, una mina o una chimenea no tiene aplicación lo dicho.
Otra cosa sucede con los planetas más brillantes: Venus, Júpiter y Marte en oposición. Éstos brillan mucho más que las estrellas, y por esta razón, en condiciones favorables, se pueden ser ver también en el cielo diurno (ver sobre esto la sección “Planetas a la luz del día”)