2. ¿Por qué las estrellas titilan y los planetas brillan serenos?

Distinguir a simple vista las estrellas fijas de las “errantes”, es decir, de los planetas[3], es muy fácil, aún sin conocer el mapa del cielo. Los planetas brillan con luz serena; las estrellas titilan ininterrumpidamente como si se encendieran y oscilaran, cambian su brillo, y las estrellas que brillan a escasa altura sobre el horizonte también cambian incesantemente de color.

“Esta luz, dice Flammarion, ya brillante, ya débil, con fulgores intermitentes, ora blanca, ora verde, ora roja, como los chispeantes reflejos de un límpido diamante, anima la inmensidad del cielo y nos incita a ver las estrellas como ojos que miran hacia la Tierra.”

Particularmente brillantes y hermosas titilan las estrellas en las noches de invierno y en la época de primavera, y también, después de las lluvias, cuando el cielo se queda rápidamente sin nubes [4]. Las estrellas cercanas al horizonte titilan más que las que brillan en lo alto del cielo; las estrellas blancas titilan más que las amarillentas y las rojizas.

Como el aspecto radiante, el centelleo no es una propiedad inherente a las estrellas mismas; se origina en la atmósfera terrestre, a través de la cual deben pasar los rayos provenientes de las estrellas antes de alcanzar el globo del ojo. Si nos eleváramos por encima de la capa gaseosa variable, a través de la cual miramos el espacio, no observaríamos el centelleo de las estrellas: allá arriba brillan serenas, con luz fija.

La causa del centelleo es la misma que hace oscilar los objetos alejados cuando el Sol calienta fuertemente el suelo en el verano.

La luz de las estrellas tiene que pasar entonces a través, no de un medio homogéneo, sino de capas gaseosas de diferentes temperaturas, de diferente densidad, que es lo mismo que decir, capas con distinto índice de refracción. Es como si en la atmósfera estuvieran esparcidos innumerables prismas ópticos, lentes convexas y cóncavas, que cambian incesantemente de posición. Los rayos de luz sufren innumerables desviaciones de la línea recta, ya concentrándose, ya dispersándose, lo cual da lugar a los cambios rápidos en el brillo de las estrellas. Y como la refracción se acompaña de la dispersión de los colores, junto con la fluctuación del brillo se observan también los cambios de color.

“Existen, escribe el astrónomo de Pulka, G. A. Tijov, después de estudiar el fenómeno del centelleo, procedimientos que permiten contar el número de cambios de coloración que en determinado tiempo se producen en las estrellas que titilan.

Resulta que estos cambios son extraordinariamente rápidos, y que su número oscila en muchos casos desde algunas decenas hasta cien y más por segundo. Se puede verificar mediante un sencillo procedimiento. Tomen un binocular y miren a través de él una estrella brillante, dando al extremo del objetivo un rápido movimiento circular.

Entonces, en lugar de una estrella, se ve un anillo formado por muchas estrellas separadas y de variados colores. Con un menor centelleo o con un movimiento muy rápido del binocular, el anillo estará formado por arcos de distintos colores, de longitudes grandes y pequeñas.”

Queda por explicar por qué los planetas, a diferencia de las estrellas, no titilan, sino que brillan serenos, con luz fija. Los planetas están mucho más cerca de nosotros que las estrellas; por eso no se les ve como puntos, sino como circulitos luminosos, como discos, aunque de medidas angulares tan pequeñas a consecuencia de su brillo deslumbrante, que estas dimensiones angulares son casi imperceptibles.

Cada punto separado de uno de esos circulitos titila; pero los cambios de brillo y de color de los puntos separados se realizan independientemente unos de otros, en distintos momentos, y así se compensan; la disminución del brillo de un punto coincide con el aumento del brillo de otro y, por lo tanto, la intensidad total de la luz del planeta no varía. De lo cual resulta el brillo constante, sin centelleo, de los planetas. Es como decir que no se ve titilar a los planetas porque titilan en muchos puntos a la vez, pero a distintos tiempos.

Astronomía recreativa
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