17. Desde diferentes puntos de vista

Siempre que dejes caer algo, observarás que cae verticalmente. Te parecerá raro que otra persona haya observado que dicho objeto no caía en línea recta. Hay algo que si es cierto, en el caso de que el observador no esté involucrado con nosotros en los movimientos de la Tierra.

Imaginemos que estamos mirando un cuerpo que cae, a través de los ojos del mencionado observador. La figura 24 muestra una pesada bola que se deja caer libremente desde una altura de 500 metros. Al caer, participa naturalmente y de forma simultánea, de todos los movimientos terrestres.

Figura 24. Cualquier observador ubicado en nuestro planeta, verá caer libremente un objeto, a lo largo de una línea recta

La única razón por la qué no notamos esos movimientos suplementarios y rápidos del cuerpo que cae, es porque nosotros también estamos envueltos en ellos. Si pudiéramos evitar la participación en uno de los movimientos de nuestro planeta, veríamos que ese cuerpo no cae verticalmente, sino que sigue otro camino.

Supongamos que no estamos mirando el cuerpo que cae desde la superficie de la Tierra, sino desde la superficie de la Luna. Aunque la Luna acompaña a la Tierra en su movimiento alrededor del Sol, no está implicada en su rotación axial. Así que desde la Luna veremos a ese cuerpo hacer dos movimientos, uno vertical, hacia abajo y otro, qué no habíamos observado antes, hacia el este en una dirección tangente a la superficie de la Tierra. Los dos movimientos simultáneos se suman, de acuerdo con las reglas de la mecánica, y, como uno es variable y el otro uniforme, el movimiento resultante nos dará una curva. La figura 25 muestra la curva con la que un hombre con una vista muy aguda, vería desde la Luna, un cuerpo que cae en la Tierra.

Figura 25. El hombre en la Luna vería la caída como una curva

Supongamos que nos alejamos de la Tierra y llegamos al Sol, y que observamos desde allí, a través de un telescopio muy potente, la caída sobre la tierra, de esta pelota pesada. En el Sol estaremos fuera de la rotación axial de la Tierra y de su revolución orbital. Veremos simultáneamente tres movimientos del cuerpo que cae (Fig. 26):

1) una caída vertical hacia la superficie de la Tierra,

2) un movimiento hacia el este a lo largo de una tangente con la superficie de la Tierra y

3) el giro debido al movimiento del Sol.

Figura 26. Un cuerpo que cae libremente hacia la Tierra al mismo tiempo se mueve en una dirección vertical y otra dirección tangencial, descrita por los puntos de la superficie de la Tierra debido a la rotación.

El movimiento número 1 cubre 0,5 km. El movimiento número 2, durante los 10 segundos que tarda el descenso del cuerpo, cubre, a la latitud de Moscú, 0,3 × 10 = 3 km.

El tercero, y más rápido de los movimientos, será de 30 kilómetros por segundo, por lo que en los 10 segundos que dura el descenso del cuerpo a la Tierra, viajará 300 km. a lo largo de la órbita terrestre.

Figura 27. Esto es lo que vería cualquier observador desde el Sol, al contemplar el cuerpo que cae, mostrado en la Figura 24 (no se ha tenido en cuenta la escala).

En comparación con este pronunciado movimiento, los otros, de 0,5 km. hacia abajo y de 3 km. a lo largo de la tangente, apenas serían perceptibles, desde un mirador en el Sol, es decir, que solo veríamos el vuelo principal. ¿Qué tendríamos? Aproximadamente lo que vemos en la Figura 27 (no se ha respetado la escala real).

La Tierra se desplaza hacia la izquierda, mientras el cuerpo cae desde un punto sobre la Tierra en la posición mostrada a la derecha, a un punto correspondiente en la Tierra mostrada a la izquierda. Como se dijo anteriormente, la escala correcta no ha sido respetada - en los 10 segundos de caída, el centro de la Tierra no se habrá desplazado 14.000 kilómetros, como nuestro artista ha reflejado en el dibujo persiguiendo una mayor claridad, sino sólo 300 kilómetros.

Permítanos dar otro paso e imaginarnos en una estrella, por ejemplo, en un Sol remoto, más allá incluso de los movimientos de nuestro propio Sol. Desde allí observaríamos, aparte de los tres movimientos expuestos anteriormente, un cuarto movimiento del cuerpo que cae con respecto a la estrella en la que nosotros nos encontrásemos. El valor y la dirección del cuarto movimiento dependen de la estrella que nosotros hayamos escogido, es decir, en el movimiento de todo el sistema solar con respecto a esa estrella.

Figura 28. Cómo vería un observador situado en una estrella distante un cuerpo cayendo hacia la Tierra.

La Figura 28 es un caso probable cuando el sistema solar se mueve con respecto a la estrella escogida en un ángulo agudo respecto a la eclíptica, a una velocidad de 100 kilómetros por segundo (las estrellas tienen velocidades de este orden.) En 10 segundos este movimiento desplazaría al cuerpo que cae unos 1.000 kilómetros y, naturalmente, complicaría su vuelo. La observación desde otra estrella nos daría para esta misma trayectoria, otro valor y otra dirección.

Podríamos ir incluso más lejos e imaginar que características podría tener el vuelo de un cuerpo que cae hacia nuestro planeta, para un observador que se encuentra más allá de la Vía Láctea, y que por lo tanto no estaría involucrado en el rápido movimiento de nuestro sistema estelar con respecto a otras islas del universo.

Mas no existe finalidad alguna para hacerlo. A estas alturas, los lectores ya sabrán que, observando desde diferentes puntos el vuelo de un cuerpo que cae, este vuelo se verá de forma diferente.

Astronomía recreativa
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