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Una vez, el vicealmirante Sir Vincent Murray-Forbes estaba sentado frente a su mesa en la oficina de la jefatura de operaciones que dominaba la bahía. Estaba escribiendo un informe que era uno de los centenares de informes, referentes a barcos y a hombres, que tenía que escribir mes tras mes hasta que terminase la guerra, refiriéndose a barcos que tenían que ser hundidos o sobrevivir y a hombres señalados por la muerte o destinados a recibir condecoraciones impuestas por las propias manos del Rey. El marino desconocía por completo lo que el destino depararía a aquellos barcos o a aquellos hombres; pero no habría hecho diferencia alguna aunque hubiera sabido que estaba escribiendo el epitafio de hombres que tenían que ahogarse al día siguiente. Solamente le importaban los hechos y había logrado gran acopio de éstos durante las tres semanas pasadas.
«La corbeta Compass Rose», escribió con una caligrafía bastante trabajada, a la moda antigua, «terminó su programa de prácticas el 2 de febrero de 1940 y puede considerarse que ya ha cumplido sus pruebas satisfactoriamente. El barco está bien construido y, por regla general, resulta eficiente. Debe prestarse en lo sucesivo una especial atención: a) a la eficacia artillera, que se halla a un nivel inferior al promedio normal en lo que se refiere a la rapidez del tiro; b) a la maniobra de abandono del barco que, en la única ocasión en que fue ensayada, no funcionó con la debida perfección. Pero, aparte de estas reservas, la organización de la Compass Rose alcanza ya el nivel necesario para la misión particular de la escolta de convoyes».
El Almirante, después de consultar unos informes de su estado mayor, prosiguió el suyo: «Artillería», escribió, subrayando el encabezamiento. «El cañón de cuatro pulgadas, que es el solo armamento de mayor calibre que esta clase de barcos posee, únicamente podrá rendir una eficacia apreciable si se presta atención constante a la instrucción artillera y al servicio de la pieza. La Compass Rose funcionó bien en los varios ejercicios de artillería que se realizaron y la maniobra nocturna tuvo éxito tanto en lo referente a la dirección del barco como al tiro en sentido estricto. El fuego antiaéreo fue de menor eficacia y se recomienda que se adopten medidas que ofrezcan mejores resultados en lo que respecta a la dirección de esta clase de fuego, posiblemente por medio de la dirección desde el puente a través de los altavoces».
«Sonar», prosiguió, subrayando de nuevo. «A su llegada, la Compass Rose se hallaba inadecuadamente formada en este aspecto, y tanto el oficial encargado del control antisubmarino como los hombres que formaban el equipo se hallaban, evidentemente, necesitados de una práctica intensiva. Cuando se atendió a esta necesidad, la eficacia de este servicio mejoró rápidamente y se consiguió formar un equipo antisubmarino de resultados efectivos. La comunicación entre el puente y los grupos que manipulan las cargas de profundidad en la popa es todavía deficiente en este barco. Se llama la atención sobre mi comunicación número 242-17-1-40 dirigida al Almirante Superintendente de la Construcción de Buques, en que se sugieren varias mejoras».
«Organización de las cargas de profundidad», siguió escribiendo. «Sólo una práctica constante conseguirá que los equipos dedicados a este servicio alcancen el nivel de eficacia necesario en este ámbito. La prueba cronométrica de la recarga y el disparo fue, por regla general, poco satisfactoria, y hay que recalcar que la rapidez y el cuidado pueden tener una eficacia vital cuando el buque entra en acción».
Añadió después tres cortos encabezamientos calificando el resultado de cada prueba: «Telegrafía y Códigos adecuada». «Señales: excelente». «Máquinas: satisfactoria». Luego cogió otra hoja de papel.
«Corbeta Compass Rose. Informe sobre la oficialidad», escribió el Almirante, consultando de nuevo sus notas. «Capitán de corbeta George Eastwood Ericson, de la Reserva de la Armada, capitán del buque. Este oficial demuestra tener un alto nivel marinero y posee también acreditada pericia para el mando de un barco. Lo conceptúo oficial enterado y decidido que, cuando haya conseguido una mayor experiencia en esta clase de barcos, dará un resultado excelente en el mando. Sus relaciones con sus subordinados parecen satisfactorias y resulta evidente que merece su confianza y que lo seguirían sin la menor vacilación».
«Oficial James Bennett, de la Reserva de Voluntarios de la Armada Australiana, teniente y oficial encargado del control antisubmarino», escribió el Almirante. «Este oficial tiene una notable confianza en sí mismo y, con más experiencia y aplicación, su capacidad de acción podría dar buenos resultados. Tiene tendencia a descargar muchas de las obligaciones que le corresponden sobre los oficiales que le están subordinados, delegando en ellos por medio de órdenes o dejándolos entregados a sus propias iniciativas. En las etapas iniciales se observaron serias lagunas en la organización interior de la Compass Rose, debidas, sin duda, a la inexperiencia de este oficial. Se trata, en resumen, de una personalidad fuerte y decidida que podrá llegar a ser un buen primer oficial cuando aprenda a sentar el ejemplo de su propia autodisciplina».
«Alférez Keith Laing Lockhart, de la Reserva de Voluntarios de la Armada, oficial encargado de la artillería y navegación. He sido favorablemente impresionado por la competencia que podrá adquirir este oficial, que se encuentra bajo el peso de una responsabilidad nueva para él, en un ambiente que le es desconocido, una vez que se vea respaldado por un poco más de experiencia. La sección de artillería a su mando se halla bien amaestrada y parece inspirar la mayor confianza a los hombres que se hallan a su cargo. Llegará a ser un buen modelo de oficial, muy útil para un barco de esta clase. Debe prestar mayor atención a las disposiciones reglamentarias referentes al vestuario de los oficiales cuando se hallan en servicio».
«Alférez Gordon Perceval D’Ewes Ferraby, de la Reserva de Voluntarios de la Armada, encargado de la dirección de las cargas de profundidad y de las comunicaciones. A este oficial le falta tanto la experiencia como la confianza en sí mismo y se muestra indeciso en el mando. No existe ninguna razón fundamental que impida creer que puede llegar a ser un oficial competente, pero tiene que aprender a confiar en su propio criterio y a dar a los hombres que se hallan bajo su dirección la impresión de que sabe perfectamente lo que espera de ellos. Las funciones que le están encomendadas mejoraron durante el último período de prácticas de la Compass Rose».
El Almirante trazó una gruesa línea bajo el escrito y la secó con cuidado. Después añadió al pie: «Dirigida al Comandante en Jefe de los Accesos Marítimos Occidentales». Copias para el Almirante Jefe de la Base de Glasgow, el Almirantazgo (sección C. W.) y la corbeta Compass Rose. Después se reclinó en el sillón y tocó el timbre llamando a su secretario.