§ 40. Ganancia de la investigación preliminar: carácter de λόγος de la δόξα; su aporía: represión del fenómeno a causa de los aspectos conductores

¿Deja la conversación de tener un «resultado»? Ni siquiera necesitamos llegar hasta el final para advertir que lo que «resulta» es tanto que, entre tanto, la filosofía y el saber del hombre ya no estaban a la altura de ello.

Estamos en el tratamiento de la ψευδὴς δόξα. Hemos llevado la investigación preliminar a su final. Hemos mostrado por qué el tercer intento (ψευδὴς δόξα como ἀλλοδοξία) conduce más cerca del fenómeno que los dos anteriores. Lo que en este intento viene a tratarse positivamente es importante para la investigación principal: que se intente captar el δοξάζειν como un λόγος, λέγεσθαι, διαλέγεσθαι. El «decirse algo» y (lo que ello implica) el «atenerse a ello» (a lo dicho) significan al mismo tiempo: abordar algo en un determinado aspecto. Esta mostración del carácter de λόγος en la δόξα tiene relevancia en tanto que, en la evolución posterior del concepto de δόξα, dicho carácter es el único que se mantiene, y los elementos originales que residen en la δόξα desparecen tras este carácter, de modo que la δόξα, como «opinión», viene a la proximidad del enunciado, y el auténtico fenómeno se pierde.

¿Dónde estamos al término de la investigación preliminar? Se ha evidenciado que los aspectos que eran conductores para ella y sus tres intentos, no bastan. Pues conducen siempre a la afirmación de la imposibilidad de algo así como una visión invertida, es decir, al resultado de que, conforme a su esencia, el fenómeno no puede ser. Y sin embargo, por otro lado, ella es fácticamente indiscutible. Así pues, en cierta manera, el fenómeno de la visión invertida nos ofrece resistencia, pese a que queramos hacerle ver su imposibilidad interna como demostrada. ¿Quién tiene que ceder?

Nosotros, con nuestra tesis de la imposibilidad, tenemos que ceder ante la circunstancia de que, en efecto, la hay. Pero este tener que ceder no es absolutamente evidente, sino sólo bajo el presupuesto de que la tesis misma, es decir, los aspectos con los que trabajaban los intentos, no estaban lo suficientemente fundamentados, y que, por su parte, la situación fenoménica tampoco está captada hasta ahora de modo apropiado. Un hecho en cuanto tal no tiene sin más la prioridad sobre una visión esencial, ya sólo porque para nosotros no hay en absoluto «meros hechos». Todo hecho se lo entiende ya como esto y esto, es decir, queda bajo un conocimiento esencial. Caso de que el conocimiento esencial esté fundamentado, entonces, frente al «hecho», vige la frase de Hegel: «tanto peor para los hechos». En nuestro caso tiene que ceder la tesis, no para dejar valer sin más el hecho, sino para poder preguntar por vez primera libres de carga por éste. Si no queremos cerrar los ojos ante ello, entonces sólo queda salvar al fenómeno a pesar de, es más, justamente a causa de su carácter prodigioso. Si el fenómeno obtiene así la primera palabra, entonces, para esclarecerlo, hay que retirar los aspectos que hasta ahora eran conductores.