a) Primer aspecto: alternativa entre conocer y no conocer
¿Qué es una visión invertida? Encontramos la respuesta mirando qué propiedades muestra un comportamiento tal (tener una visión falsa). Y lo miraremos haciéndonos presente un ejemplo y describiendo luego lo característico: un ejemplo que el propio Platón prepara ya conscientemente en el diálogo, y que después también será mencionado de paso. Recordamos que, ya al comienzo, se hablaba de que Teeteto tiene una nariz respingona y ojos saltones, sólo que no de modo tan marcado como Sócrates. De este modo, puede suceder fácilmente que uno que vaya hacia él desde lejos lo tome por Sócrates (siendo en realidad Teeteto): él tiene entonces una visión invertida. Pues bien, como se ha dicho, podríamos describir este fenómeno directamente. Sólo que Sócrates justamente no procede de este modo, sino de otro: comienza con una reflexión general. Con nosotros los hombres, y en relación con todo, sucede que algo o bien lo conocemos o bien no lo conocemos, es decir, que lo tenemos ante nosotros en esta doble posibilidad: que algo sea conocido o no conocido. Esto es tan evidente y obvio que Teeteto enseguida asiente y dice: οὐδὲν λείπεται, «no queda otra posibilidad» sino que nosotros o bien conozcamos algo o no lo conozcamos. Es decir, conocer y no conocer se excluyen mutuamente. Esta reflexión aporta en cierta manera la tesis rectora para la consideración siguiente. Pero esta tesis rectora contiene al mismo tiempo positivamente la indicación de bajo qué aspecto hay que indagar ahora el fenómeno de la ψευδὴς δόξα, y eso significa, de la δόξα en general: a saber, como una especie de conocer, o mejor dicho, de representarse. Platón emplea el anodino término εἰδέναι, cuya equivocidad e imprecisión no puede reproducirse en alemán.
Sócrates todavía afianza esta reflexión como tesis rectora observando expresamente que, aunque existe algo entre el conocer y el no conocer, a saber, el aprender, el llegar a un conocimiento, el tránsito del no conocer al conocer, así como olvidar cómo se hace algo u olvidar algo son un tránsito del conocimiento al no conocimiento, sin embargo este µεταξύ, dice Sócrates, lo dejamos ahora aparte, pues no forma parte de lo que estamos tratando, no forma parte del asunto. Nos ponemos de acuerdo sobre la tesis inequívoca: todas y cada una de las cosas, o bien se conocen o bien no se conocen.[130] También este aspecto es totalmente adecuado, y por tanto legítimo. Pues es necesario de entrada (ἤδη ἀνάγκη) que, si uno tiene una visión, ya sea invertida o correcta, en todo caso tenga una visión sobre algo, es decir, sobre algo que conoce o no conoce. Así pues, si uno tiene una visión sobre algo, ello implica que, en algún sentido, tiene conocimiento de algo. Tener una visión sobre algo es tener conocimiento de algo o una representación de algo en el sentido más amplio, y el conocimiento queda bajo la tesis rectora de que excluye el no conocimiento (y a la inversa). En esta tesis rectora se implica sin más como una consecuencia interna lo que Sócrates dice (188 a 10 s.):
Καὶ µὴν εἰδότα γε µὴ εἰδέναι τὸ αὐτὸ ἢ µὴ εἰδότα εἰδέναι ἀδύνατον.
«Que uno, conociendo algo, no conozca eso mismo, o que no conociendo algo conozca eso mismo, es imposible».
Naturalmente, pues o bien conocemos algo, o bien no lo conocemos.
¿Por qué Sócrates no se conforma con esta tesis rectora general? ¿Por qué la tesis consecuente, fundada en la tesis rectora, se aduce aquí expresamente? Porque expresa la posibilidad o imposibilidad de un fenómeno que es problema bajo el título de ψευδὴς δόξα. Sólo ahora se ha trazado lo suficiente el aspecto bajo el que puede captarse la ψευδὴς δόξα.
Pues, ¿qué sucede cuando alguien tiene una visión invertida? Entonces, no sucede simplemente que conozca algo, que tenga conocimiento de…, sino que, porque la visión es invertida, al mismo tiempo no lo conoce. En todo caso, también una visión invertida es una visión. No es que simplemente no tenga ningún conocimiento, sino que en ello, pese a todo, se re-presenta algo. Entonces conocemos algo, aunque sea una visión invertida, de modo que, eso que conocemos, no lo conocemos. Es decir, es una visión y al mismo tiempo no lo es. De este modo, en la situación de la ψευδὴς δόξα ustedes tienen ya un fenómeno que va contra la tesis rectora de toda la explicación. Pese a todo, en un primer momento se mantiene esta tesis rectora. Pero hay que observar que esta tesis rectora se mantiene en apariencia como algo obvio, frente a la situación de una ψευδὴς δόξα. Para los griegos de aquella época, y también para Platón todavía en transición, eso es una obviedad absoluta. Que entre ambos haya un «entre», eso es justamente el gran descubrimiento de Platón. El tratamiento de la ψευδὴς δόξα es el camino para ello.
Así pues, una versión invertida, de la que ahora es cierto esto (Sócrates lo dice en 188 b 3):
Ἆρ’ οὖν ὁ τὰ ψευδῆ δοξάζων, ἃ οἶδε, ταῦτα οἴεται οὐ ταῦτα εἶναι ἀλλὰ ἕτερα ἄττα ὧν οἶδε;
«Lo que uno conoce, lo toma por algo que no es eso, sino algo distinto de lo que conoce».
Un ejemplo: alguien conoce a Teeteto y a Sócrates. En la calle ve venir hacia él a lo lejos a un hombre (que en verdad es Teeteto). Toma a este hombre por Sócrates. Según la interpretación actual, esta circunstancia significa que uno considera que este hombre, Teeteto, a quien conoce, no es quien él conoce, sino otro. Es decir, aquello que conoce lo tiene por algo que no conoce. Pues de otro modo, al fin y al cabo, al hombre que le viene al encuentro lo tomaría por Teeteto y no por Sócrates. De este modo, resulta la curiosa circunstancia de que uno que conoce a Sócrates y a Teeteto, aunque conoce a ambos, sin embargo, en este caso, al mismo tiempo no los conoce (188 b 4 s.):
ἀµφότερα εἰδώς ἀγνοεῖ αὖ ἀµφότερα.
«Él conoce a ambos [sabe quién es Sócrates y quién es Teeteto], y sin embargo no conoce a ambos».
Pues, al fin y al cabo, como solemos decir, los confunde.
Así pues, después de todo, en el caso de la visión invertida es cierto que uno conoce algo y al mismo tiempo no lo conoce. Pero Teeteto dice rápidamente: ἀδύνατον, excluido que suceda tal cosa. Pero si eso queda excluido, ¿qué queda entonces? Podría suponerse que no conoce a ambos. Ahora bien, si hubiera de ser posible una visión invertida, entonces tendría que suceder que algo que uno no conoce, lo toma por algo que igualmente tampoco conoce. Entonces resultaría que uno que no conoce ni a Teeteto ni a Sócrates, se los pondría a ambos ante sí tomando a Sócrates por Teeteto o a Teeteto por Sócrates. ¡Pero sobre todo eso es lo que evidentemente está excluido! Por tanto, no puede haber tal cosa como una visión invertida. Tesis rectora y tesis consecuente se siguen manteniendo en justicia: es imposible que uno, conociendo algo, no lo conozca, y a la inversa.
Sócrates da ahora a este resultado (188 c 2) un giro algo diferente y característico: así pues, no es que uno tome algo que conoce por algo que no conoce. Teeteto responde: τέρας γὰρ ἔσται. «Si hubiera algo así, sería un milagro».
Para anticiparlo, haciendo así visible la sorprendente construcción del conjunto: este milagro efectivamente existe. Siempre, y sobre todo más tarde, en los grandes diálogos, Platón emplea este término: τέρας, milagro, cuando algo, que en un primer momento se expone como totalmente excluido y prodigioso para el entendimiento común, más tarde la reflexión filosófica lo evidencia como posible, es decir, lo muestra en su posibilidad propia e interna. Pero de momento no hemos llegado tan lejos, sino que nos hemos quedado en que Teeteto se asombra cada vez más, es decir, que cada vez se hace más clara la enigmaticidad de algo así como una visión invertida. Sócrates resume esta consideración de la ψευδὴς δόξα, y vuelve a repetir el aspecto y la tesis rectora bajo los que se sitúa el fenómeno, para decir luego junto con Teeteto (188 c 6 s.):
Ἐπείπερ παντ᾿ ἢ ἴσµεν ἢ οὐκ ἴσµεν, ἐν δὲ πούτοις οὐδαµοῦ φαίνεται δυνατὸν ψευδῆ δοξάσαι.
«En el marco del aspecto expuesto ahora [o bien conocer, o bien no conocer], parece ser del todo imposible que alguien tenga una visión falsa».
¡Pero, sin embargo, la hay! Después de todo, se han puesto de acuerdo sobre el hecho de una visión falsa, de muchas visiones falsas en alternancia con visiones verdaderas y correctas.
Detengámonos un momento. Si, como se ha dicho, este milagro de una visión invertida ha de ser pese a todo posible y real y evidenciable en su posibilidad, entonces, evidentemente, también tiene que estar implicado, de algún modo con razón, todo lo que se adujo como caracterización de la ψευδὴς δόξα, o dicho más exactamente: habrá que captarlo más apropiada y más inicialmente para que a partir de ahí se pueda ver la posibilidad del fenómeno. Por eso, es importante para la interpretación mantener expresamente a la vista lo que en esta investigación preliminar se expuso ya de positivo acerca de este fenómeno de la ψευδὴς δόξα, sin que Teeteto lo advierta ya, para luego calibrar la peculiaridad y la inflexión que supone el paso con el que se produce el esclarecimiento del fenómeno, y eso significa, al mismo tiempo, la transformación de los aspectos anteriores.
Se partió del «conocer y no conocer» con relación a lo mismo. «Conocer», en el sentido más amplio: tener conocimiento de algo, representarse, tener una visión de algo. Hasta aquí está en orden. ¿Pero por qué sólo entonces conocer? Pues bien, porque se trata de una «visión invertida» que, evidentemente, es algo con lo que yo no conozco algo. Visión es conocer, visión invertida es no conocer. Pregunta: ¿cómo son posibles las dos cosas? Tesis rectora: ambas cosas se excluyen.
Pero además hemos visto que en la introducción de la ψευδὴς δόξα, tras la reflexión fundamental, Sócrates trae forzosamente a la mirada un nuevo fenómeno, que no aparecía en la αἴσθησις ni, en general, en el concepto simple del saber de algo, sin tratar expresamente sobre ello: que en el caso del conocer (como lo que se concibe la δόξα, la visión sobre algo; y más exactamente: en el caso de su objeto) se trata de algo que tiene el carácter del ἀµφότερα, de lo uno y de lo otro (Teeteto y Sócrates). Tener una visión significa: conocer algo en tanto que algo, y considerar esta cosa como tal y cual, es decir, como algo distinto. Dicho al modo griego: del objeto de la δόξα forma parte ἕτερον – ἕτερον. El objeto al que se refiere una visión, es en realidad doble: algo (lo uno) que es tomado por otra cosa. La δόξα, en cuanto a su esencia, tiene dos objetos. Por eso Platón emplea el término ἀµφότερα.
Hasta ahora, en la αἴσθησις (percibir algo), ἀµφότερα significaba: respectivamente, ambos juntos. Ahora, por el contrario: ambos (ἀµφό-τερα) conocidos y no conocidos.
Con eso se corresponde que, de repente, sin más introducción, aparezca el οἴεσθαι, tomar algo por algo (creer que algo es algo), o también ἡγεῖσθαι: todo ello, modos de conducta de los que hasta ahora no se había hablado, que ahora tampoco son puestos de relieve, pero que Sócrates tiene que aducir conjuntamente a la fuerza para tratar en general de la δόξα y de la visión invertida.
Siendo conducido Teeteto por Sócrates a lo largo de todos estos momentos del fenómeno, su mirada se agudiza para ello, aunque, en un primer momento, Teeteto piense que la ψευδὴς δόξα sea un fenómeno del todo imposible. Al fin y al cabo, Sócrates quiere despertar intencionadamente en Teeteto esta intelección, para que él entienda por qué este fenómeno intranquiliza constantemente a Sócrates.
Así pues, buscando el fenómeno, ambos han procedido κατὰ τὸ εἰδέναι καὶ µὴ εἰδέναι (188 c 9 s.), atendiendo a que una visión falsa es un conocer y un no conocer. Después de que han resultado tales imposibilidades, y puesto que el primer hilo conductor (o bien conocer o bien no conocer) ha conducido a la imposibilidad del fenómeno, siendo así que, por otra parte, no puede quitarse de en medio el hecho de que existen visiones invertidas, Sócrates pregunta ahora si, en lugar de bajo aquel aspecto, la investigación no habrá que plantearla κατὰ τὸ εἷναι καὶ µὴ, atendiendo al ser y al no ser.