A mi hermana, Juliet
Señor, ¿siente una molesta presión en la boca del estómago y un desagradable latido en la coronilla? Ah, ¿todavía no? Ya se le pegará... Lo llamo el «furor del detective» y lo contraje por primera vez en compañía del sargento Cuff.
WILKIE COLLINS, La piedra lunar, 1868