11 Para demostrar la extraña lógica de la monomanía homicida, Stapleton contó una horrible historia de un joven apacible, obsesionado con los molinos de viento, que pasaba los días observándolos. En 1843 sus amigos trataron de alejarlo de su manía invitándolo a vivir en una región donde no había. Allí el molinero indujo a un chico a internarse en el bosque, donde lo mató y lo mutiló. Lo hizo, explicó, motivado por la esperanza de que el castigo consistiera en llevarlo a un lugar donde hubiera un molino.<<