un día el prisionero, al recibir la cesta de comida supuestamente enviada por sus hermanos Descalzos, ha creído vislumbrar en la hoja de papel que envuelve las viandas la presencia sutil de unos signos manuscritos velados

asegurándose de que nadie le espía, ha arrimado la hoja a la saetera tras caldearla con una vela y, como un espejismo de agua y palmeras en medio de la adustez del desierto, ha visto transparentarse unos versos, cuidadosamente trazados con jugo de granada, por qué te quedas pegado a la tierra como una planta verde?, no son tus movimientos la clave de las gracias?, en el otro extremo del pliego el calor de la llama convoca también, como un conjuro, otra frase inflamada de Mawlana, nuestra embriaguez no necesita vino ni nuestra asamblea rabeles ni arpas, sin orquesta ni flauta, copero ni efebo, nos embriagamos y excitamos, criaturas borrachas!, el mensaje lleva la firma de Ben Sida y el recluso en el convento de los Calzados utiliza a su vez el papel enviado por su colega para fijar también por escrito, con zumo de fruta, algunos versos del Cántico que compone mentalmente y recita de memoria destinados al joven y audaz profesor de árabe

desde entonces, a espaldas de los cancerberos, la correspondencia así establecida se enriquece con citas de Ibn al Farid cada vez más exaltadas y atrevidas, bebimos en recuerdo del Amado un vino que nos embriagó antes de la creación de la viña!, mi espíritu se extravió en él de tal suerte que, sin penetración de un cuerpo en otro, se fundieron los dos íntimamente!, la emoción, ligada al secreto de aquel intercambio amoroso de mensajes, alivia el encierro cruel del poeta, le ayuda a entrever el verbo delirante capaz de traducir, sin traicionarla, su inexpresable experiencia, el vino y no viña, tengo a Adán por padre, viña y no vino, su madre es mi madre le ha arrebatado a los éxtasis de Ibn al Farid y sus encendidos dislates, las colaciones semanales revisadas con descuido por los refitoleros de la Orden le elevan al delirio vertiginoso de un alquimista del lenguaje, cómo manifestar estados o trances extáticos sin recurrir a una lengua sibilina y ambigua, de infinitas posibilidades significativas?, han hecho distingos pero todo es uno, nuestros cuerpos viñas, nuestras almas vino!

mas el jugo de la granada con el que el especialista en mística comparada ha pergeñado el poema resulta en esta ocasión demasiado perceptible y el prior del monasterio descubre escandalizado .las conexiones ocultas del preso con los nefandos alumbrados islámicos, qué acepción atribuir a los versos copiados por Ben Sida, toma puro este vino o mézclalo si no con la saliva del Amado, cualquier otra mixtura sería profanarlo?, las estaciones de la noche oscura no llevan acaso a los goces y derretimientos por los que los adeptos del suave cauterio alimentan las llamas del quemadero entre los rugidos y vítores del estadio?