Eso es todo. Fin. Ahora no habrá nada más sobre Hannah, Katja y Haparanda por una temporada. Lo que viene ahora son un puñado de nombres, no hace falta que los leas si no quieres, pero si has llegado hasta aquí... Este es el séptimo libro que escribo, pero el primero que firmo en solitario. Sin embargo, no he estado solo, por eso existe esta página. He estado rodeado de personas que me han ayudado, apoyado, dado la tabarra, animado a gritos o que se han encargado de que, de vez en cuando, cuando realmente lo he necesitado, pensara en otras cosas. Sin estas personas, Verano de lobos no existiría.
Primero de todo, mi más sentido agradecimiento a Ulf Wallin, de la policía de Haparanda. Él y su compañero Martin Asplund me recibieron en mi primer viaje de investigación a Haparanda y respondieron a todas mis preguntas, y desde entonces Ulf ha tenido la amabilidad de seguir arrojando luz sobre todas las dudas que han ido apareciendo durante la redacción de la obra en lo referido al trabajo policial. A veces la realidad no encajaba con mis pretensiones y me ha tocado amoldarla para que se ajustara mejor a la historia, por lo que se podría decir que todo cuanto es correcto y está bien descrito es gracias a Ulf, y todo cuanto no lo está es culpa mía.
Gracias a Daniel Fälldin, responsable de comunicación del Ayuntamiento de Haparanda, que también nos dedicó su debido tiempo a mí y a mis preguntas, y aunque yo solo haya rascado cuatro cosas de todo lo que se puede saber acerca de Haparanda, Daniel es quien me ha provisto de cuanto necesitaba en lo referido a estadísticas y demás.
También he podido comprobar que escribir un libro a solas no es tan fácil como pensaba, al menos no para mí, que estoy acostumbrado a hacerlo a cuatro manos. Así que estoy muy agradecido de que Michael Hjorth, mi muy buen amigo y compañero de trabajo, tuviera fuerzas para leer, implicarse y aportar sugerencias y puntos de vista inteligentes.
Gracias también a la editorial Norstedts, cómo no, por sumarse al carro a la primera en cuanto les presenté la idea de escribir una novela por cuenta propia, y que a lo largo de todo el proyecto me han mostrado su inestimable apoyo, ánimo y ayuda. Un agradecimiento especial a las personas con las que he trabajado más de cerca: Eva Gedin, Peter Karlsson, Henrik Sjöberg, Kajsa Loord y Åsa Steen.
Gracias también a Niclas Salomonsson y a todos en Salomonsson Agency, que realmente me ayudan con todo, que me cuidan de la mejor manera posible, y que de manera tan exitosa consiguen que lo que hago cruce las fronteras de Suecia.
Gracias a Annika Lantz, por dejarme robarle las bromas tan divertidas y que encajaban tan bien.
Pär Wickholm ha hecho todas las portadas de los libros de Micke y míos, y también de Verano de lobos. Como siempre, le ha salido genial y es un primer encuentro excelente entre el público lector y la novela, así que muchísimas gracias.
En esta ocasión, mi mejor amiga, Camilla Ahlgren, no ha estado implicada en el trabajo, pero hablamos casi a diario, nos vemos cuando podemos y resulta difícil imaginarse un periodo laboral largo e intenso sin la alegría y la energía que infunden nuestras conversaciones y encuentros.
Como siempre, como de costumbre, mi mayor agradecimiento, junto con todo mi amor, es para mi familia. A Lotta, desde luego, quien cuando este libro salga publicado llevará treinta años casada conmigo. Adoro nuestra vida juntos, te quiero y no quiero ni pensar en cómo habría sido la vida si no nos hubiéramos conocido en aquella fiesta en 1986. Si no por otra cosa, porque entonces no sería el padre de nuestras hijas y nuestro hijo, ya adultos y fuera del nido: Alice, Ebba y Sixten. Sabéis lo orgulloso que estoy, lo feliz que me hacéis y lo mucho que os quiero, así que no hace falta que lo ponga aquí.
Por último, un gran agradecimiento a todas las personas a las que he conocido y con las que he hablado en mis visitas a Haparanda. Todas me habéis hecho sentir tremendamente bien recibido. Espero que os parezca bien que me haya tomado ciertas libertades con la geografía y con los sitios de la ciudad en los que he ubicado las cosas, y que os gusten las vicisitudes a las que la he expuesto.