Gordon se quedó mirando el teléfono que tenía en la mano en un intento de poner orden a lo que acababa de escuchar. Al instante siguiente salió de su ensimismamiento, abandonó a toda prisa su despacho y corrió hasta el de Morgan, que ya se había levantado de la silla, advertido por la carrera en el pasillo de que algo había ocurrido.
—Reúne a todo el mundo ¡ya! —gritó Gordon en cuanto llegó al quicio de la puerta.
—¿Qué ocurre? ¿Qué ha pasado?
—Me ha llamado Hannah.
—¿Qué le pasa? —Una nota de patente intranquilidad en la voz de Morgan, siempre tan calmada, cuando se acercó a Gordon.
—Thomas está muerto. —No era lo que le había preguntado. Información que no necesitaba, pero Gordon tenía que sacarlo—. La mujer que ha hecho volar el hotel por los aires le ha disparado.
—¿Qué? ¿Cuándo? ¿Dónde?
Morgan tenía la capacidad de asimilar información más rápido y mejor que ninguna otra persona que Gordon conociera, pero vio en la mirada desconcertada de su compañero que aquí acababa de perderla por completo.
—No lo sé, no se lo he preguntado. Vienen de camino hacia aquí.
—¿Qué? ¿Juntas?
Seguía sin entender nada. Gordon se vio azotado por una ola de impaciencia.
—¡No! Hannah la está siguiendo en coche. Llegarán en diez minutos.
—Vale, pues tenemos prisa.
—¿Dónde está X?
—En el hotel. ¿Le digo que venga?
—A la mierda, no tenemos tiempo. Manda a todo el mundo a la sala de reuniones.
Justo iba a marcharse a toda prisa cuando Morgan lo detuvo.
—Gordon...
—Sí, ¿qué pasa? —le preguntó él sin poder disimular el estrés y, por ende, la irritación en su tono de voz.
—Se las apañará. —Morgan recortó los pocos pasos que los separaban—. Sé lo que sientes por ella. Se las apañará. La ayudaremos.
Le puso a Gordon una mano tranquilizadora en el hombro, le dio un fugaz apretón y lo miró fijamente a los ojos. Él lo sabía. Claro que lo sabía. Morgan Berg lo sabía todo. A estas alturas, Gordon ya debería haberlo intuido.
—Reúne a todo el mundo —dijo, ahora con más suavidad, esperando que el agradecimiento pudiera percibirse.
Morgan asintió con la cabeza y Gordon se alejó corriendo por el pasillo, subió la escalera de dos en dos y se metió en la sala de reuniones.